Cuando la justicia renuncia a garantizar los derechos sociales se resiente la propia democracia, dijo Francisco al recibir a un grupo de jueces del norte y el sur del continente americano impulsado por un viejo amigo del Pontífice
Los derechos sociales también existen. «No pueden ser solamente exhortativos o apelativos». «Para que un sistema político-económico se desarrolle sanamente, necesita garantizar que la democracia no sea solo nominal, sino que pueda verse plasmada en acciones concretas que velen por la dignidad de todos sus habitantes bajo la lógica del bien común en un llamado a la solidaridad y una opción preferencial por los pobres».
Estas fueron las palabras de Francisco al término de un encuentro de magistrados de todo el continente americano organizado por la Pontificia Academia de Ciencias Sociales los días 3 y 4 de junio.
El Papa jesuita impulsa una Comité Permanente Panamericano de Jueces en Defensa de los Derechos Sociales. Una liga de magistrados que puedan resistir con éxitos las embestidas del poder y defiendan a los más pobres.
El impulsor de la Junta de Jueces para América es el magistrado, Andrés Gallardo, que el Sumo Pontífice conoce de su época de cardenal en Buenos Aires. Sentado junto al canciller de la Academia, monseñor Marcelo Sánchez Sorondo, Gallardo convocó a los presentes a que «humanicen sus discursos para humanizar nuestra prácticas», porque en todos los países, hasta el más poderoso del mundo, «tiene millones de descartados y privados de la dignidad a quienes debemos darle dignidad», y llamó a «romper con el corsé que nos impone el pensamiento jurídico». Al hacerlo, advirtió, vendrá un «camino sinuoso», desde aquellas élites que controla los medios. A juicio del juez porteño, atravesamos «un contexto de nueva guerra de cuarta generación».
Foto: REUTERS/Enrique Marcarian
Decisiones concretas
El recibimiento a los jueves y la apertura de estas jornadas quedó en manos de Sánchez Sorondo. «Los derechos humanos son la base del reconocimiento de los otros derechos, que el Papa sintetiza en trabajo, tierra y techo», aseveró el canciller de la Academia de Ciencias, quien agregó que «este encuentro no es solo palabras, sino también decisiones concretas para tratar que los derechos humanos se apliquen para todos los habitantes del mundo, y para ello tenemos los instrumentos globales para hacerlo pero no siempre las fuerzas internacionales y las multinacionales nos ayudan en su aplicación».
Gustavo Moreno, hoy titular de la Cámara de la Asesoría Tutelar de Menores e Incapaces en Cámara de la Ciudad de Buenos Aires, es otro viejo conocido del Santo Padre. En su discurso de este lunes 3, por la mañana, recordó Moreno que el Papa envió el pasado año una carta a la primera jornada de jueces sobre los derechos humanos. «Los derechos sociales se encuentran amenazados por una economía concentrada en el dinero, deshumanizada», dijo, y recordó que lo esencial es «el crecimiento del empleo para lograr mayores derechos como alimentos, salud, educación. Muchos de nuestros niños en la Argentina, el 40 %, es pobre, no se alimenta tres veces en el día», citó a modo de ejemplo.
En total los oradores fueron 12 funcionarios de la justicia estadounidense, ocho por parte Brasil, cinco de Ecuador, cinco de Argentina (entre ellos el miembro de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Raúl Zaffaroni), dos de México, dos de Colombia, dos de Bolivia, dos por Uruguay, uno por Canadá, Honduras, Costa Rica, y República Dominicana. Hubo también 17 observadores argentinos, entre ellos la jueza del Tribunal Superior porteño Inés Weinberger, dos por parte Bolivia, uno de Brasil, dos De México y tres de Estados Unidos.
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