Así lo declara a la Agencia Fides el padre Jafet Alberto Peytrequin Ugalde, Director Nacional de las Obras Misionales Pontificias (OMP) de Costa Rica y Secretario Ejecutivo de la Comisión Misionera desde 2019, elegido - el pasado 25 de julio - como nuevo coordinador continental de las OMP de América.

El padre Ugalde sucede en el cargo al padre Mauricio Jardim, recientemente nombrado obispo de la diócesis de Rondonópolis/Guiratinga.

Es licenciado en Misionología por la Universidad Pontificia Urbaniana, máster en Ciencias de la Educación y doctor en Teología Práctica por la Universidad Pontificia de Salamanca. Además, el padre Ugalde ha sido director de la Facultad de Ciencias Teológicas de la Universidad Católica de Costa Rica entre 2016 y 2021.

«Fui nombrado como director nacional de OMP en Costa Rica en el 2019, Año Misionero extraordinario - explica -. Luego de preparar las celebraciones especiales de ese año, fuimos confinados a causa de la pandemia, por lo que hubo que reinventarse y comenzar a aprovechar de mayor manera los recursos virtuales. Todo esto resultó un gran desafío, pues los animadores no se sentían preparados para un cambio tan radical. El reto nos hizo crecer, y hoy por hoy nos ha permitido tener mejor comunicación entre las diversas obras, sus secretarios y los animadores».

Con respecto al papel de coordinador continental de las OMP de América, comenta: «Gracias al trabajo abnegado de los anteriores coordinadores se ha logrado vincular tanto afectiva como efectivamente a las diferentes direcciones nacionales del continente. Hoy por hoy contamos con una comunicación fluida y redes de cooperación continental que ayudan a aprovechar mejor los recursos y enriquecernos con los aportes de cada uno. Valga acotar que en América, los Congresos Americanos Misioneros (CAM) han sido un recurso indispensable para aportar al trabajo local, pero también para ofrecer aportes a nivel mundial».

«En este momento – continúa explicando - nos encontramos en camino al CAM6, que Dios mediante, tendrá lugar en Puerto Rico en el año 2024. Este es un momento privilegiado para plantearnos preguntas importantes, tales como ¿cuáles son los desafíos que el entorno socio-religioso plantea a la misión en la actualidad? ¿Cómo estamos llamados a llevar adelante la misión en estos tiempos? ¿Cómo impulsar con nuevo ardor la misión ad gentes desde las Iglesia particulares?». Para ello, el P. Ugalde observa que «es importante trabajar sobre un lenguaje común en que tengamos conceptos compartidos. Necesitamos aprovechar e integrar el trabajo que realizan los centros misionológicos del continente, y compartir toda su riqueza. Es importante que las OMP se vean integradas en la pastoral ordinaria de nuestros países y formen parte de los planes de pastoral de los mismos. Conviene insistir es la responsabilidad universal que todos tenemos con la misión e impulsar la cooperación misionera desde una alegre animación: “todas las iglesias para toda la Iglesia”. Es importante además visibilizar la misión en la persona de los misioneros, y mostrar una “misión con rostro”».

Y concluye recordando que «hoy además estamos siendo llamados a volver a la esencia sinodal de la Iglesia, que tuvo su origen precisamente a raíz del impulso misionero, para así construir una Iglesia Pueblo de Dios en que todos nos sintamos corresponsables con la tarea misionera».