El cura villero José María de Paola se refirió a la situación social y política del país e hizo hincapié en la importancia de fomentar la vida comunitaria en los barrios carenciados
Por Mundo Villa.
El equipo periodístico de Mundo Villa entrevistó al padre Pepe, José María de Paola, en su programa de Diputados TV donde se refirió a la situación social y política del país
José María Di Paola, más conocido como Padre Pepe, integra el grupo de curas villeros que prestan asistencia en los barrios carenciados de la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense. Designado por el entonces Cardenal Jorge Bergoglio como Coordinador de la Comisión Nacional de Drogadependencia del Episcopado Argentinoen 1997, hoy sigue dando batalla contra el flagelo de las drogas en los sectores más vulnerables de la sociedad y colaborando para que las familias puedan salir de la pobreza.
El equipo periodístico de Mundo Villa entrevistó al sacerdote para su programa de Diputados TV, donde se refirió a la situación social y política del país y explicó cómo vive la gente de las villas en un contexto de crisis económica, altos índices de inflación y suba del desempleo. “Los rostros de la gente y lo que uno vive son como en 2001”, señaló.
-Los datos estadísticos del Observatorio de la Universidad Católica Argentina (UCA) sobre la pobreza son gravísimos. ¿Cómo se viven en el Conurbano bonaerense y en las villas?
-Los curas de las villas hicimos un escrito dirigido a todos los candidatos políticos, quisimos darle una clave de la que no se habla y que si vemos que repercute mucho en nuestros barrios: el trabajo. Somos varios los curas que hemos vivido la crisis del 2001 en las villas y fuimos observando como se perdía el trabajo, en el 97, 98, 99, 2000, que presidieron a la gran crisis. Además del trabajo formal que perdían, también faltaban las changas que les daban los barrios que estaban cercanos a las villas. En el caso del conurbano, cortar el pasto es un clásico, pintar, cuidar enfermos y chicos, bueno todo eso se va achicando porque la clase media está en crisis. Ahora mucha gente empieza a cartonear, hay mucha gente que nunca te pidió nada y de pronto empiezan a pedirte para cargar la sube, un montón de indicios que nos hablan de que el trabajo, además de que ha caído mucho. No tiene una perspectiva política seria este gobierno. Entonces les pedimos que hagan un replanteo de esto. Yo estoy en San Martín, el distrito que se caracterizaba por ser la capital de la industria, así lo llamaban, y hoy podemos decir que es la capital de los galpones. Si bien hace mucho tiempo que se viene dando esta crisis laboral se agudizó evidentemente en este último gobierno. También pedimos que a los candidatos que expliquen cómo van a generar trabajo. No queremos slogans simplistas, queremos que los políticos expliquen de qué manera van a generar trabajo, qué posibilidades hay para toda la gente, la más capacitada y la menos capacitada. ¿Cómo se vuelve a tener una economía popular que genere trabajo? Donde el dinero quede dentro del barrio, que es lo que pasaba hace 5 años atrás. En clave de trabajo, pusimos el escrito porque me parece que los analistas de los grandes medios te hablan del dólar, de los Lebacs, pero no hablan de los rostros de las personas. Y creo que la UCA al mostrar estos índices que son muy graves, nosotros le agregamos el tema laboral que para nosotros rompe con las personas, con las familias y con el tejido social de los barrios.
-Esta carta que fue de público conocimiento ¿tuvo respuesta oficial?
-No, lo que sí vi es que muchos de los que se presentan como alternativas, lo toman y lo han charlado. Nos llega a través de muchos colaboradores de ellos que el tema les pareció importante y que ahí está la clave de lo que tiene que ser un repunte económico.
La alimentación de los más necesitados, uno de los temas abordados durante la entrevista
-Se refirió a lo laboral, pero tomando datos de la UCA y otras organizaciones vemos que también está el tema de la desnutrición y del aumento de comedores. ¿Cómo ve esta situación en el Conurbano?
-Está complicado. Si bien en las escuelas se les da la comida a los chicos, muchos comen una vez al día, entonces es muy importante tratar desde las parroquias y organizaciones, apoyar a las familias en la medida en que podamos. Se está haciendo difícil porque los medios que uno tiene son pocos y las ayudas que puede brindar son limitadas. Vemos la desnutrición o malnutrición y dar comida chatarra, harinas, fritos… Me parece que hay un problema grande y tiene que ver con esto de que ninguna familia puede acceder a comprar lo que realmente quiere comer, entonces depende de un comedor que a lo mejor tiene que estirar la comida para el doble. Nosotros también entregamos bolsas de alimentos en nuestros barrios. Nos pasó en la Villa 21 de Barracas en el 2001. Con la gran crisis, surgieron los comedores como respuesta. Pasamos del guiso, a la soja para suplantar. Y a medida que se inició el repunte, los comedores empezaron a tener otro nivel, dándole la oportunidad a los chicos de comer carnes, verduras como corresponde. Esperemos que eso cambie, porque hasta podemos comprender que las crisis tengan niveles muy duros en el trabajo pero no podemos entender como no se puede consumir, leche, verduras, carne, las cosas que nos caracterizan como Nación.
-¿Cómo cree que hay que actuar en este contexto? Usted dice que hay que meter la Ley de las tres C, de la Capilla, Club y Colegio…
-Yo pienso que sí. El otro día tuvimos una reunión de la Pastoral en Adicciones y decíamos que hay que fortalecer al barrio, necesitamos a la comunidad organizada. La Comunidad Organizada fue un discurso de hace 70 años que hizo el presidente Perón en un congreso de filosofía y él empieza a desarrollar la teoría de lo que significa una comunidad organizada: donde está el Estado, las organizaciones libres del pueblo. Nos habla de que una comunidad se tiene que fortalecer desde adentro, por más planes de gobierno e iniciativas estatales que haya, si no queda, una comunidad fuerte en un barrio, no sirve. Prueba de eso, y que es importante ver, son las Parroquias de las villas de capital, por ejemplo Caacupé en la Villa 21. De ahí surgieron un montón de propuestas que forman la organización del barrio. Nosotros pensamos que en este momento y en cualquier otro, una capilla, un club, un colegio y otras cosas, algunas me decían las cooperativas, que es otra "C" importante, son el andamiaje para que alguien pueda crecer sanamente dentro de un barrio que es desigual. No es lo mismo lo que se puede dar en una villa, que lo que hay en un barrio de al lado. Los chicos que crecen en las villas necesitan de instituciones fuertes. Y hay que pensarlo al revés, cuando un intendente piensa en construir la mejor escuela, no debe estar en el centro del municipio, sino en el lugar más pobre.
-¿Cómo trabajan en la prevención dentro y fuera de los Hogares de Cristo y cómo es sostenerlos a futuro y todas sus actividades sin el presupuesto para poder financiar todas las actividades que realiza?
-La verdad es que nosotros cuando empezamos el Hogar de Cristo, en el 2008, en Caacupé, en la Parroquia de Luján, no teníamos ningún tipo de recursos. Creo que lo más importante es que, como en otros barrios, la gente empieza por su propia decisión a hacer algo pero también es importante contar con los recursos. Creo que eso es una contradicción de este gobierno, declarar la emergencia en adicciones y de pronto te pone un techo para la atención que cada vez debiera ser más grande, porque el fenómeno de las adicciones va creciendo y lo dicen en todos lados y todas las mediciones que se hacen. También son responsables los gobiernos provinciales y en su medida los municipales, teniendo en cuenta que están en un tercer nivel, porque estos pueden ayudar en muchas cosas como los alimentos (en San Martín y Tres de Febrero lo hacen), con profesionales o con algún lugar de vivienda para la gente que está en la calle. Creo que se puede articular bastante con los recursos que tienen y que así como propusimos replantearse el tema de empleo y cómo generar ese empleo, también deberíamos preguntarle a los candidatos que van a hacer con el SEDRONAR, porque debería tener un presupuesto mayor al que se le asigna. Si hacen achicamiento del Estado, no lo pueden hacer con aquellos que son los más débiles o con los que han sufrido una enfermedad. Es decir, saco la terapia intensiva de un hospital.
-¿Cuando nace el Hogar de Cristo en la Villa 21, ¿se imaginó que iban a crecer tantos otros en todo el país?
-No y la verdad es que creció como una respuesta a lo que estábamos viviendo en la Villa 21 en ese momento. Uno hubiese querido que haya una respuesta rápida con lo que se estaba viviendo ahí. Con cada pedido chocábamos chocábamos con el Estado. Por eso dijimos “hagámonos cargo nosotros, no derivemos” y a estos chicos que son adictos no los vamos a derivar, son nuestros feligreses, son parte de nuestra comunidad y vamos a organizarnos. Pero nunca pensé que iban a replicarse en las villas de Capital como se replicaron.
-Es un modelo de trabajo en adicciones completamente diferente a lo que otros proponen…
-Empezó como una especie de reacción frente a la inoperancia del Estado, pero después se convirtió en un modelo de atención que el mismo Gobierno, a través de Juan Carlos Molina, quién dirigió el SEDRONAR, reconoce como un estilo de trabajo en el territorio. Sin darnos cuenta se generó un modo de atención barrial que hoy también copian otras organizaciones sociales, otros credos, y van repartiendo a todo el país. A veces cuando me toca visitarlos, realmente no puedo creer que de aquel jueves santo del 2008 a este día haya tantos centros, que son más de 160.
-Cuéntenos una anécdota positiva para aflorar la esperanza en estos momentos tan complejos...
-Si tengo que recalcar algo importante en las crisis es cuando se forma la experiencia comunitaria. Para mí, la crisis del 2001 fue terrible en la Villa 21. Tuvimos un ejemplo que es la vida comunitaria que llevamos y cómo a pesar del momento doloroso, en comunidad, pudimos darle respuesta a ese problema. Yo creo que en los barrios este estilo de parroquia, el de Caacupé, también se fue replicando en otros lugares y se generó esa comunidad organizada que sirve para momentos como el actual donde hay mucha angustia, tristeza y desilusión. De pronto, la gente encuentra en comunidad y tiene un motivo para seguir caminando, ser escuchado y ayudado, y poder ayudar también. A veces, la persona viene con la angustia de que anda mal pero en la comunidad se da cuenta de que puede ayudar a otro que está peor. Me parece que la vida comunitaria que presentan nuestras parroquias en las villas son muy importantes en estas situaciones. Cuando pasamos la Villa 21, Caacupé se convirtió en un modelo de parroquia que muchos de los curas que salimos de ahí han replicado en otros barrios.
-Ha mencionado muchas veces el 2001. ¿Ves su fantasma rondando?
-Lo que se vivió en el 2001 tuvo antesala de muchos años anteriores. Y había diferencias: no había Asignación Universal por Hijo ni programas sociales como hoy en día. Pero hay muchas cosas comunes como la falta de trabajo, una pobreza creciente y no poder acceder a los bienes elementales. Entonces, hay cosas que son comunes. Por eso, uno hace esa relación con esos tiempos difíciles de vivir y que parecía que no íbamos a volver nunca. Creo que hay cosas que son muy parecidas y no soy un economista. Lo veo en los rostros de la gente y en lo que uno vive cotidianamente. Siento similitudes con el 2001.
-A 45 años del asesinato del Padre Carlos Mugica, ¿cuál es el legado que nos dejó?
-Mugica nos ha dejado un legado muy grande. Es para nosotros un líder espiritual mártir de la fe y vamos a dar un paso en esta misa, que es la creación de un equipo formal de sacerdotes de Capital y del Gran Buenos Aires. Porque recordemos que hasta ahora el grupo de curas villeros es solo de Capital y se cumplen en 2019 unos 50 años de la creación de este equipo. Queremos dar un paso más. Hay un montón de realidades de compañeros nuestros como el Tano, en Puerta de Hierro; Bachi, en Palito; Hernán, en los edificios de Claypole, en Villa Itatí, San Isidro y La Cava. Hay una gran cantidad de curas que estamos trabajando en lo mismo y hay que darle una continuidad porque la problemática es la misma. Mugica está con nosotros.
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