Otra pelea del Papa: 1000 niños mueren cada día por falta de agua potable

Otra pelea del Papa: 1000 niños mueren cada día por falta de agua potable

Es viernes en febrero, muy temprano a la mañana, invierno, llovizna suave sobre los jardines del Vaticano, camino despacio por laberínticos senderos desde la loma donde está la recoleta y magnífica Sede de la Pontifica Academia Scientiarum.

 

 

 Fuentes de agua con águilas de mármol, columnas y estatuas por doquier, reliquias romanas rodeadas de flores, césped, enredaderas y un verde suave y mojado, deleita y apacigua mi alma. Un solo cartel en granito blanco tallado indica: Viale Leone XIII, sobre el caminito empedrado. Recorro el sendero, en un lento andar, con curiosa mirada.

 

La roca caliza y el mármol de carrara me conduce al claustro austero y limpio, donde se debatirá entre 48 delegados de todo el mundo "El derecho humano del agua". Aportes y perspectivas interdisciplinarias sobre la centralidad de políticas públicas en la gestión del agua y el saneamiento.

 Una a una, cada 15 minutos exactos, se desarrollaron las ponencias, que entretejieron diferentes miradas. El acceso al agua potable como derecho humano inalienable. Un llamado de atención inexorable sobre el calentamiento global, la contaminación del agua y el aire, la imperiosa necesidad de modificar paradigmas que laceran al planeta que es la única y verdadera ‘Casa Nuestra’, he seguido los debates con atención, todos medulares, serios, algunas exposiciones fueron alarmantes, la devastación de la Amazonia, la contaminación de los lagos y ríos de África y Asia, el crecimiento de la agricultura sobre bosques, la sequía, la deforestación, el indiscriminado uso de agroquímicos, la disminución de los glaciares, el generalizado uso contaminante de hidrocarburos fósiles, fueron presentados con elocuencia y firmeza.

 Pero hubo una exposición que impactó a todos. El representante de la India, quien comenzó informando que él venía de un país con 1000 millones de habitantes, que adoran a 12.000.000 de Diosas y algunos pocos Dioses.

 Que cada río u arroyo era una Diosa diferente y que el agua era sagrada; describiendo al gran río Ganges que a pesar de su mítica divinidad, estaba totalmente contaminado.

Informó a la academia que dos tercios de la población de la India tiene gravísimas falencias de sanidad pública y de acceso al agua potable y saludable.

 Quedé consternado: la India abarca la sexta parte de los seres humanos del planeta y a pesar del crecimiento económico sostenido en los últimos 20 años, que la llevó a ser protagonista insoslayable del comercio mundial, tiene 650.000.000 de habitantes en la gravísima situación de no tener acceso al agua potable y segura.

 Pero una instancia sublime en el marco del seminario se produjo a las 15:30 hs. cuando entró a la sala el Santo Padre Francisco I, Obispo de Roma, quien de manera académica, profunda, conceptual y contundente, dijo: "Mil niños mueren por día por falta de agua potable, solo el 5% del agua del planeta es potable, y casi un tercio de los seres humanos no tienen acceso al agua".

 Abogó para empezar a modificar conductas individuales y colectivas, ya que de proseguir con el desinterés por revertir la polución, degradación y envenenamiento del agua y del aire, usando hidrocarburos fósiles y no tratando adecuadamente los residuos industriales, altamente contaminantes, más temprano que tarde, la humanidad entrará en un proceso bélico gigantesco por la posesión del agua saludable.

 Ese día, en la Pontificia Academia de la Ciencia, nuestro Padre Bergoglio, el Papa Francisco I, para el mundo, dio una clase magistral, apoyada con datos duros y contundentes, reflexionó sobre el mundo actual y el porvenir.

 Cuando el moderador general del encuentro, el compatriota Luis Liberman, dio por concluido el seminario, hubo un sostenido aplauso general de los 48 participantes, tan emotivo y sentido, como un compromiso generalizado asumido por todos los asistentes, para redoblar los esfuerzos en la concientización ciudadana, de las empresas, de los Estados, sobre los efectos infecundos de la actual actividad humana.

 El futuro inmediato no será esplendente, ni fulgente, todo lo contrario, no podemos seguir humillando el agua, si pretendemos que las inmediatas nuevas generaciones no naufraguen en un mundo contaminado, degradado y hostil.

 La cicatera, avaricia y dilapidación de la política y la economía actual, en el escenario mundial, nos conduce inexorablemente a una intoxicación ambiental ruinosa de gravísimas consecuencias. Un medio ambiente tóxico por sustancias introducidas por la actividad humana está logrando que la exuberante Amazonia y su plenitud para oxigenar la inmundicia del efecto invernadero, resulte insuficiente; a pesar de ello, millones de hectáreas de selva virgen son taladas, año tras año, agravando la situación.

 Es indispensable que en el Día Mundial del agua, nos tomemos en serio este batiburrillo en el cual estamos sumergidos exigiendo a los gobiernos y a los dueños de la economía, un poco de sensatez.

 

 

Comentá la nota