Monseñor Dante Braida recibió en la noche del viernes 12 de junio la ordenación episcopal e inició su ministerio como obispo auxiliar de la arquidiócesis de Mendoza en una misa celebrada en la parroquia Nuestra Señora de los Dolores, con la presencia de más de 20 obispos, gran parte del clero diocesano y una multitud de fieles que le dieron la bienvenida.
Fue obispo consagrante principal monseñor Carlos María Franzini, arzobispo de Mendoza, y obispo coconsagrantes monseñor Ángel Macín, obispo de Reconquista, y monseñor Martín Fassi, obispo auxiliar de San Isidro.
Durante la homilía, monseñor Franzini reflexionó sobre el ministerio episcopal. Dijo que el obispo es “sacramento del Pastor bueno y misericordioso, que busca a la oveja extraviada y la carga sobre sus hombros, que hace fiesta con el hijo que regresa, que no se cansa nunca de perdonar”, y que lo hace porque conoce a sus ovejas por su nombre y está dispuesto a dar la vida por ellas.
Monseñor Franzini le aseguró a su obispo auxiliar que “no estará solo” en la misión, porque los obispos, presbíteros y diáconos no son “llaneros solitarios” llamados a servir “por cuenta propia”, sino que la ordenación es la incorporación “en un cuerpo” desde el que ejercen el servicio.
“Querido Dante, considero tu llegada a Mendoza como un inmenso don de Dios para toda la arquidiócesis y, de manera particular, para mí que tanto he esperado contar con un auxilio que me permita responder mejor a lo que Dios y su pueblo santo esperan de su obispo”, manifestó monseñor Franzini.
El arzobispo dijo a monseñor Braida que tienen por delante “la hermosa y desafiante misión de manifestar la presencia misericordiosa de Jesús en medio de su pueblo, para conducirlo hacia una creciente comunión y al servicio de la misión”. Aunque provienen de experiencias humanas, eclesiales y ministeriales diversas, le pidió rogar al Señor la gracia de saber complementarse para un mejor servicio al pueblo.
“Quisiera proponerte, desde el inicio de tu ministerio en Mendoza, que juntos pidamos al Señor la gracia de ser testigos creíbles de la misericordia del Señor, haciendo cada día más de esta Iglesia de Mendoza el hospital de campaña que nos propone el Papa”, dijo monseñor Franzini, quien inmediatamente agregó que “hay mucha herida que sanar, mucho consuelo que ofrecer, mucha comunión que restaurar”.
Texto completo de la homilía
Obispos presentes
Además de los consagrantes, y del nuncio, asistieron los arzobispos Alfonso Delgado, de San Juan de Cuyo; Ramón Dus, de Resistencia; Andrés Stanovnik OFMCap, de Corrientes, y José María Arancibia, emérito de la arquidiócesis de Mendoza.
Entre los obispos, estuvieron monseñor Juan Rubén Martínez, de Posadas; monseñor Sergio Buenanueva, de San Francisco; monseñor Gustavo Zurbriggen, de Deán Funes; monseñor Santiago Olivera, de Cruz del Eje; monseñor Eduardo María Taussig, de San Rafael; monseñor Pedro Martínez Perea, de San Luis; monseñor Ricardo Faifer, de Goya; monseñor Gustavo Zanchetta, de Orán, y monseñor Hugo Salaberry SJ, de Azul.
Completan la nómina de obispos monseñor Adolfo Canecín, coadjutor de Goya; monseñor Jorge Casaretto, emérito de San Isidro; monseñor Jorge Lona, emérito de San Luis; monseñor José María Baliña, auxiliar de Buenos Aires; monseñor Gustavo Montini, auxiliar de San Roque de Presidencia Roque Sáenz Peña, y los monseñores Jorge Vázquez y Jorge Torres Carbonell, auxiliares de Lomas de Zamora.
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