El sacerdote misionero que ayudó a salir de la pobreza a miles de personas en África se refirió a la realidad del país. "Los argentinos tienen todo para hacer más felices a sus ciudadanos", señaló.
El sacerdote misionero Pedro Opeka estuvo este domingo algunas horas en Mar del Pata en su regreso al país después de ocho años.
Impulsor de una impresionante obra en África donde desde hace tres décadas ayuda a los más pobres en un basural de la periferia de Madagascar, Opeka lleva su testimonio de fe por el mundo.
Antes de celebrar la misa ante una Catedral repleta, el misionero habló con LA CAPITAL y aseguró que al volver al país después de tantos años, se encontró con “una Argentina un poco dividida”.
“Cuando me fui hace 50 años, estaba mucho más unida, había más fraternidad y solidaridad. Pienso que tenemos que unir. Somos el país más sureño del planeta Tierra y tenemos que darnos la mano para el bien y no para el mal. Y nunca pelearnos entre nosotros”, afirmó.
Al referirse a la realidad de nuestro país, Opeka destacó que “los argentinos tienen todo para hacer más felices a sus ciudadanos”.
“No deberíamos sólo buscar la ganancia. ¿Para qué? ¿Para ser más nerviosos? Si hay que ganar, ganaremos, pero hay que saber también compartir. Cada uno, en el lugar que está, tiene que hacerse una autocrítica. ¿Me ocupo de mí mismo o de los demás?”, profundizó.
El misionero hizo un llamado a sacar “de nuestra mentalidad ese mal que nos invade de querer ser más que el otro, aparentar ser más vivo y más sabio”.
Opeka mantuvo una reunión con personas que están en el basural de Mar del Plata y destacó que “es gente que está comprometida”. “Una señora, María, hace 17 años que está ahí, y va a la escuela a la noche. La felicité y la abracé. Hay muchas buenas voluntades y hay generosidad en la Argentina y esa generosidad hay que hacerla resaltar”, consideró.
A la hora de hacer una comparación entre la pobreza de la Argentina y la de África, el misionero aseguró que “no se puede comparar”. “Allí no se tira nada. La basura que llega al basural, ya fue revuelta dos veces y no hay nada. El 92% son pobres según estadísticas del banco mundial”, argumentó.
En la misma línea, el sacerdote manifestó que “el pueblo de África necesita que se lo ayude”. “Todos los continentes tenemos una deuda hacia el África. Porque, ¿quién fue a esclavizar ese lugar? Nosotros, los blancos. Tenemos que restaurar esa deuda y ayudar a esa gente”, resaltó.
Cuando se lo consultó sobre la situación de la pobreza en la Argentina y el rumbo económico actual, Opeka evitó hablar “de política” ya que consideró que “no conoce la realidad”. De todas maneras, dejó como mensaje que tiene “mucha confianza en que los argentinos puedan encontrar ideas para que la democracia sea realmente democracia y que la economía sea en favor de todos los ciudadanos de Argentina”. “Hay que hacer algo por nuestros hermanos porque hay mucho dinero en el mundo”, cerró.
Reconocimiento
Opeka celebró anoche la misa junto al obispo de Mar del Plata, Gabriel Mestre, en la Catedral que estaba repleta. Su presencia en la ciudad fue en el marco de la presentación de su nuevo libro “Rebelarse por amor”.
Antes de la celebración, el sacerdote fue distinguido como ciudadano ilustre por el Concejo Deliberante y la Cámara de Diputados de la provincia. El concejal Ariel Martínez Bordaisco y el diputado Maximiliano Abad le entregaron el reconocimiento.
El concejal Martínez Bordaisco y el diputado Maximiliano Abad entregan un reconocimiento a Opeka.
Opeka comenzó hace 29 años la misión en un basural, en las afueras de la ciudad de Antananarivo, donde construyó casas para miles de familias sin hogar, los sacó de la pobreza y hoy comparte la vida junto a ellos.
El proyecto cuenta con cinco poblados donde viven cerca de 3 mil familias, representando una población estable de más de 17 mil personas, de las cuales el 60 por ciento son niños menores de 15 años. Unos 9.500 chicos estudian en sus colegios y se da trabajo a unas 3.500 personas en la asociación, atendiendo escuelas, dispensarios, hospitales, canteras, fábricas de muebles y artesanías.
Comentá la nota