Los prelados de Añatuya y la capital provincial compartieron un saludo navideño para los fieles locales, en el que recuerdan el amor generoso de Dios y hacen un llamado a la alegría y la esperanza
"En la cercanía de estas fiestas, queremos desearles a todas las comunidades de la arquidiócesis de Santiago del Estero y de la diócesis de Añatuya unas muy felices fiestas de Navidad y Año Nuevo", expresan los obispos de la provincia de Santiago del Estero, cardenal Vicente Bokalic CM, arzobispo de Santiago; monseñor José Luis Corral SVD, obispo de Añatuya y monseñor Enrique Martínez Ossola, obispo auxiliar de Santiago del Estero,en su mensaje de Navidad 2024.
Este año, indican, "hemos recibido hermosos regalos para compartir como Iglesia entre nosotros y con el resto del país: la canonización de Mama Antula, la designación de nuestra Iglesia particular de Santiago del Estero como primada y su elevación a arquidiócesis, y, finalmente, el cardenalato de monseñor Bokalic".
Estas "gracias y bendiciones del Señor, en nuestra tierra y para con nuestro pueblo, son signos del amor generoso de Dios, que lo prodiga sin reservas y sin cálculos", añaden. Y recuerdan que, "este tiempo, nos dispone a recibir el amor de Dios, hecho carne en Jesucristo, Dios con nosotros, cercanía y misericordia que se hace Pan partido, fuente de salvación, Luz que alumbra las tinieblas y compañía para el camino de la vida".
"Su presencia nos renueva la esperanza de saber que no estamos solos, que Alguien se pone de nuestra parte y nos extiende su mano en nuestras necesidades", animan. "Allí, se alumbra la esperanza de un mundo nuevo, que surge desde abajo y desde la ternura del Niño que viene a transformarnos, para que superemos las injusticias sociales, la indolencia del desamor y el pecado, que busca anidar en nuestros corazones", señalan, en un llamado a la alegría y la esperanza.
Por eso, instan a afrontar, "desde Jesucristo, arraigados y edificados en la fe y el amor, con esperanza cierta", el futuro, sin derrotismos ni pereza, "rechazando cualquier forma de apatía que nos debilite y nos deje sin motivaciones ni fuerzas para avanzar juntos por el camino que Él nos ha abierto".
"Nuestra esperanza es Jesús, y sabemos que no nos defraudará", plantean, y consideran: "Él nos atrae, como en Belén, no por su grandiosidad espectacular que deslumbra, sino, más bien, por su sencilla simplicidad, que nos libera del triunfalismo, que nos lleva al optimismo ingenuo, y del derrotismo, que nos sumerge en abismos de desesperación".
Los prelados concluyen pidiendo "que el Año Nuevo nos encuentre más unidos y que podamos sellar, junto al Niño Dios, nuestra alianza de comunión en paz y justicia, en verdad y libertad, para ser testigos de esta esperanza viva que es camino, que es compromiso, que es coraje".+
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