"La Navidad nos impulsa a atravesar las tinieblas del egoísmo y de los desencuentros", expresaron los prelados de Santiago del Estero y Añatuya en su mensaje navideño.
El obispo de Santiago del Estero, monseñor Vicente Bokalic CM; el obispo auxiliar, monseñor Enrique Martínez Ossola, y el de la diócesis de Añatuya, monseñor José Luis Corral SVD, compartieron un mensaje a la comunidad en vísperas de la Navidad.
En el texto, los prelados expresaron: “Llegamos a esta Navidad en tiempos no fáciles para nuestra patria y nuestra provincia de Santiago del Estero, donde compartimos el dolor de muchos hermanos y hermanas por pérdidas de seres queridos y cercanos, situaciones de sufrimiento, padecimiento por enfermedades, falta de trabajo y oportunidades de desarrollo; privación y carencia de bienes y servicios esenciales".
En ese sentido, agregaron: "La pobreza crece y afecta principalmente a niños y niñas; el consumo problemático de sustancias acorrala a numerosos adolescentes y jóvenes; los adultos mayores, jubilados y jubiladas, no son atendidos adecuadamente”.
Pero, continuaron, “en medio de todo ello, de tantas fragilidades, incertidumbres y violencias, volvemos a recibir y a anunciar el mensaje: el Dios de la vida, verdad y amor quiso encarnarse, asumiendo la naturaleza humana. Para salvar a la humanidad, nació en Belén de María Santísima Jesús, nuestro Redentor, el Salvador del mundo. Él camina con su pueblo, y desde abajo y desde adentro de nuestra historia quiere manifestarnos la cercanía y ternura del “Dios-con-nosotros”.
“En este tiempo nos centramos y contemplamos a Jesús ‘envuelto en pañales y acostado en un pesebre’, y en Él recibimos la sonrisa y la caricia de Dios. Acoger y abrazar el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios es asumir su estilo para nuestras vidas, para las relaciones que entretejemos, en los espacios donde habitamos y en los puestos que ocupamos”, añadieron.
En ese marco, además, los obispos señalaron que la Navidad “nos invita a valorar toda vida, en especial la de los niños, enfermos, ancianos. Por ello, Navidad es fiesta de la vida, de la paz y de la alegría, de la familia y de la comunidad”.
Asimismo, animaron a que en el pesebre “pongamos nuestra mirada en el Niño Dios, que nuestro corazón reciba su mensaje y seamos testigos de la esperanza que late en la debilidad y fragilidad del Niño necesitado de todo y de todos, dejémonos conmover en las entrañas por la ternura y atención que se manifiestan en la Virgen María y San José, aprendamos a descubrir la verdad y la bondad que brotan en lo simple y sencillo, que genera comunión”.
“Proclamamos, en cada Navidad, que Dios en Jesús asume la pobreza, se pone del lado de los menos considerados y apreciados, de los últimos y postergados. Este misterio nos interpela tanto a no ser indiferentes cpmo a la solidaridad con los pobres de nuestras comunidades, para recoger las luchas y los anhelos de cuanto promueve dignidad, humanidad y fraternidad”, señalaron.
También, destacaron, “damos gracias por tantas personas vecinas de nosotros y que, desde hace tiempo, se hacen presentes con su cercanía y compromiso de servicio para acompañar y asistir a los más necesitados”.
Finalmente, manifestaron: “La Navidad nos impulsa a atravesar las tinieblas del egoísmo y de los desencuentros, de la corrupción y de la mentira, de las injusticias e inequidad. Si le abrimos el corazón al Señor nos convertimos en hijos e hijas de Dios, en hermanos y hermanas de Jesús, y en Él de toda la humanidad”.
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