Fue ante una multitud en el Polideportivo Islas Malvinas y en el marco de la 50° Invasión de los Pueblos.
El Polideportivo Islas Malvinas se colmó de fieles que participaron del lanzamiento del primer sínodo diocesano. Será una etapa que se extenderá por tres años y consistirá en “ir dialogando y unificando criterios” para el camino de la iglesia católica de Mar del Plata.
El obispo Gabriel Mestre presidió la celebración y, luego, entregó a referentes de las parroquias, movimientos, pastorales y religiosos la carta pastoral que escribió para animarlos a participar.
La cuota de alegría y color la pusieron los más de 1000 jóvenes que participaron en el marco de la 50° Invasión de Pueblos.
“Volvemos a celebrar Pentecostés. Como comunidad diocesana celebramos la fiesta del Espíritu, la alegría de la presencia impetuosa del viento y del fuego del Espíritu Santo. Lo celebramos en el marco de la acción de gracias por estos 50 años de Invasión de Pueblos, en nuestra Iglesia Diocesana: ¡Iglesia joven y misionera! Lo hacemos ante el gran desafío de encaminarnos decididamente a la realización del Primer Sínodo Diocesano bajo el lema: Caminemos juntos en la audacia del Espíritu”, dijo en la homilía monseñor Mestre.
Luego manifestó, “no es fácil caminar juntos. Nos cuesta como patria, como iglesia, en cada comunidad o grupo; nos resulta difícil caminar juntos en nuestras familias. Caminar juntos es ser iglesia sinodal. Y una vez más necesitamos la presencia del Espíritu para asumir el gran desafío de la comunión y la participación en la vida de nuestra Iglesia”.
“Queridos hermanos, como obispo, les pido que cada uno, en esta etapa pre-sinodal se involucre en sus respectivas comunidades para asumir el desafío de caminar juntos creciendo en comunión y participación. Comunión y participación que se tiene que dar en todos los niveles de nuestra vida comunitaria. De manera particular pido que podamos dar pasos de crecimiento para un verdadero protagonismo de los laicos y los jóvenes en las distintas actividades de la vida de la iglesia”, añadió.
Finalmente, detalló: “vivimos en un tiempo complejo y contradictorio. Percibimos a diario manifestaciones de la cultura de la muerte, situaciones de injusticia y marginación, alejamiento de Dios y pérdida de los valores fundamentales. Tomamos contacto con la violencia doméstica e institucional, con la indiferencia y la gran mediocridad ambiental de la que muchas veces somos parte. Todo esto nos abruma, nos da miedo, nos desubica y paraliza. Queremos ser dóciles al Espíritu Santo y dejarnos conducir por tus inspiraciones para dar testimonio, para asumir nuestro compromiso cotidiano con profundo realismo. Una vez más: Ven Espíritu de Dios, ven a habitar en nuestras almas”.
La misa fue concelebrada por monseñor Antonio Marino, obispo emérito de Mar del Plata y monseñor Juan Alberto Puiggari, ex obispo de la diócesis junto a un centenar de sacerdotes.
Al finalizar, el obispo entregó a cada uno de los representantes de las parroquias, movimientos, pastorales, religiosos y religiosas, colegios, una copia de la carta pastoral para el 2018-2019 que guiará el trabajo y el espíritu de la diócesis.
Invasión de Pueblos
Durante el fin de semana, se desarrolló en Mar del Plata, la 50° Invasión de Pueblos, encuentro masivo juvenil que reunió a más de 1500 jóvenes de los nueve partidos que conforman la diócesis: General Pueyrredon, General Alvarado, Balcarce, Lobería, Necochea, General Madariaga, Mar Chiquita, Villa Gesell y Pinamar.
Este año “Invasión de Pueblos” tuvo la particularidad de que cada parroquia de la ciudad recibió a los jóvenes de alguna de las parroquias del interior de la diócesis, por lo que no sólo los más chicos sino que todos los miembros de las comunidades trabajaron para preparar estos días de encuentro.
Se realizaron igualmente tres actividades masivas que reunieron a todos los jóvenes: el acto de apertura en la Catedral, la peregrinación desde la Catedral hasta el Polideportivo donde todos los jóvenes participaron del lanzamiento el sínodo y después tuvieron un acto cultural y recreativo y finalmente la misa de clausura en las escalinatas de la Catedral el domingo.
“Fue una experiencia única, diferente, y emotiva. Por mi parte, lo que más me gustó de esta invasión fue el compartir con la parroquia de Santa Ana y su gente, el momento de adoración donde las emociones rebalsaron y nos dejaron emotivos, el compartir con la casa de familia estos días que pasaron y vivir momentos como en familia, fue una linda experiencia y muchas cosas más”, referenció Atiem Pérez, 21 años, de la parroquia San Andrés de Miramar.
“Esta invasión 50 fue como me la esperaba: diferente a cualquier otra. Desde el comienzo fue una fiesta y una adoración constante a Cristo. Personalmente me quedo con la experiencia de haber podido recibir a dos personas en mi casa, que se convirtieron en mis amigos. Me quedo también con las dos misas que demostraron el amor y la fe de los jóvenes, y también lo que se viene en el futuro de esta iglesia que está más viva que nunca. Una invasión simplemente única, llena de momentos inolvidables y renovación en la fe”.
“Agradezco a la organización, a los que participamos y sobretodo a Dios por dejarme ser parte de esta Iglesia joven y misionera”, enfatizó Mateo Rodríguez (19), de la parroquia Santa Ana de Mar del Plata.
En el 2019, la 51° Invasión de Pueblos será en uno de los pueblos más alejados de la diócesis de Mar del Plata: Juan N. Fernández.
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