El obispo de la diócesis de Río Gallegos, Ignacio Medina, trasmitió el mensaje de la iglesia católica por el Día de la Patria. Resaltó las palabras del papa Francisco que pide ir hacia una "cultura del encuentro".
A primera hora de la mañana y como es tradicional, las autoridades políticas participaron del Tedeum en la catedral de Río Gallegos, oficio religioso llevado adelante por el obispo Ignacio Medina. Del encuentro participó el intendente Pablo Grasso, acompañado por los ministros del Gabinete provincial Daniel Álvarez (Jefatura de Gabinete) y Pedro Luxen (Gobierno).
En el inicio, el obispo indicó que los hombres y mujeres de Mayo “tenían también ésta clara conciencia, por eso dispusieron se rezara el Tedeum, en acción de gracias por los nuevos tiempos que comenzaban”, y añadió: “Nuestra patria se presenta como un don, que es confiado a cada uno de nosotros, a cada habitante de este bendito país. Pero ese don que estamos llamados a cuidar y perfeccionar, la misión que tenemos es la de hacer una patria más justa y fraterna. Por eso debe surgir en nosotros la conciencia viva de trabajar por el bien común.
Ignacio Medina saluda a Pablo Grasso. Miran de cerca, Daniel Álvarez y Pedro Luxen. Foto: Leandro Franco/La Opinión Austral.
Asimismo, puntualizó que “el servicio es la inclinación ante la necesidad del otro, arrodillado frente al prójimo descubro su carencia, lo descubro como mi hermano. Descubro su rostro, podemos decir, que la patria es el rostro del hermano” y manifestó: “Desde la disposición al servicio, sacudidos por distintas situaciones que vive nuestro país, queremos sacar de nosotros, haciendo un esfuerzo individual y comunitario, lo que el Señor Jesús nos invita a abandonar, los territorios del servilismo, para pasar a la servicialidad, lugar del bien común”.
Medina expresó que pasar de la “hostilidad a la hospitalidad, buscar con profundidad, como nos invita el papa Francisco, a la ‘cultura del encuentro’, como fue en el comienzo el deseo de nuestros próceres. Vivir la diversidad dentro de la unidad, poniendo nuestros dones, talentos y esfuerzos sin importar su origen” y dijo: “Como los hombres y mujeres de aquel entonces, queremos tener la sensatez que estos tiempos requieren, para construir la casa común, sobre cimientos sólidos, que construyan la dignidad de cada habitante de nuestra Nación”.
Para finalizar, señaló: “Hoy nuestra patria espera acuerdos que plasmen y sirvan de hoja de ruta hacia el país que queremos ser. El servicio nos invita a madurar y crear una nueva dinámica social: la de la comunión en las diferencias, y esto nos regalará nuevos frutos, que son la justicia y la paz. Se nos invita a encender la braza cálida de la esperanza, que es individual, familiar y como Nación. Pedimos en este día a nuestra Señora de Luján, por todos aquellos que necesitan de nuestra oración, pero especialmente ponemos en sus manos la construcción de una patria de hermanos”.
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