Mons. Francisco Javier Acero, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis Primada de México, lamentó el reciente suicidio de un hombre de 70 años en el interior de una iglesia en la capital del país.
Por Ana Paula Morales
El sujeto dejó una carta explicando que era indigente y que padecía parálisis facial y diabetes, entre otras enfermedades.
Según la prensa local, el hombre estaba solo y se dio un disparo en la cabeza, alrededor de las 10:00 a.m. (hora local) al terminar la Santa Misa, sorprendiendo a los feligreses que asistían a la Eucaristía.
Las primeras investigaciones indican que la persona se encontraba en una de las capillas de la parroquia de la Medalla Milagrosa, en la colonia Narvarte, en la alcaldía Benito Juárez.
En diálogo con ACI Prensa, Mons. Acero lamentó que “la noticia no tuvo importancia porque desgraciadamente este tipo de sucesos nos están haciendo indiferentes”.
Resaltó que “cada vida humana es única e irrepetible. Es un valor inestimable en sí misma. Esto siempre debe ser anunciado de nuevo con la palabra y los gestos. Esto requiere solidaridad y amor fraternal para toda la humanidad y para cada uno de sus miembros”.
“La defensa de la vida para la Iglesia, como dice el Papa Francisco, no es una ideología, sino una realidad, una realidad humana que involucra a todos los cristianos. Precisamente porque son cristianos y porque son humanos”, declaró.
El prelado manifestó que no podemos juzgar el suicidio, ya que no venimos a este mundo para eso, “sino para amar”. “Como dice el Catecismo de la Iglesia Católica, no se debe desesperar de la salvación eterna de aquellas personas que se han dado muerte”.
“Dios puede haberles facilitado, por caminos que Él sólo conoce, la ocasión de un arrepentimiento salvador. La Iglesia ora por las personas que han atentado contra su vida”, subrayó.
“Lo principal en todo esto es que como miembros de la Iglesia debemos defender, proteger y cuidar a la Iglesia, defender la vida desde su concepción, proteger la vida de los jóvenes, trabajo y salario digno, vivienda, salud, educación y hasta derecho al agua”, explicó.
El prelado hizo un llamado a “cuidar la vida construyendo una cultura del encuentro, en donde las generaciones jóvenes se ocupen de sus mayores, estando atentos a las necesidades que un día pasarán también ellos”.
El obispo recalcó que “los ataques contra la dignidad y la vida de las personas continúan desgraciadamente también en nuestra época. En la época de los derechos humanos universales, de hecho nos enfrentamos a nuevas amenazas y a una nueva esclavitud, y las leyes no siempre protegen la vida humana más débil y vulnerable”.
El índice de suicidio juvenil se ha incrementado en México en los últimos años, de acuerdo a datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en 2022.
Mons. Acero finalizó diciendo que hemos de recordar “las palabras de San Juan Pablo II: respeta, defiende, ama y sirve a la vida, a cada vida, a cada vida humana. Sólo en este camino encontrarás justicia, desarrollo, libertad, paz y felicidad”.
La vida tiene que defenderse en cualquier etapa
Por su parte, Jesús Valdez, coordinador de la Pastoral de la Vida de la Arquidiócesis de México, expresó que “la vida tiene que defenderse sin importar las circunstancias en las que se encuentre. Desde el inicio hasta el fin”.
Valdez añadió que “sin importar si está en la pobreza o en la riqueza, si está solo o acompañado, si está enfermo o saludable. No importa cómo esté la persona. Lo importante es que esa vida fue creada para algo importante y nuestro deber es cuidarla”.
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