Mons. Miroslaw Adamczyk presidió una misa en la catedral porteña, donde pidió rezar para que Francisco "tenga todas las gracias terrenas y celestiales necesarias para ser el Pedro de este tiempo".
El nuncio apostólico, monseñor Miroslaw Adamczyk, presidió hoy la misa de acción de gracias por los diez años del pontificado de Francisco, en la catedral metropolitana de Buenos Aires, donde destacó el orgullo nacional que significa tener un pontífice argentino y rezó para que “tenga mucha salud y fuerzas y las gracias terrenas y celestiales necesarias para ser el Pedro de este tiempo”.
“La misión del Papa no es fácil y está estrechamente relacionada con el sacrificio”, recordó, y destacó: “Hoy nos unimos a sus plegarias para que Dios, que con cariño de Padre cuida de los hombres a quienes dio un único origen, conceda que todos nosotros formemos una sola familia que vive en paz y en el amor fraterno”.
Agradecimiento del Papa
Al término de la misa, el obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Oscar Vicente Ojea, compartió el agradecimiento que el papa Francisco envió a través del obispo de San Rafael, monseñor Carlos María Domínguez OAR, quien se había comunicado más temprano con el papa por temas de la diócesis. "Le pidió que le transmitiera a cada uno de los participantes de esta Eucaristía, a todos los que se han hecho presentes, su profundo agradecimiento por esta oración en acción de gracias por sus diez años pontificado", expresó.
La misa fue concelebrada por el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Aurelio Poli; el arzobispo emérito de Tucumán, cardenal Luis Héctor Villalba; monseñor Ojea y demás miembros de la Comisión Ejecutiva de la CEA: monseñor Marcelo Daniel Colombo, arzobispo de Mendoza y vicepresidente primero; monseñor Carlos Alfonso Azpiroz Costa OP, arzobispo de Bahía Blanca y vicepresidente segundo; y monseñor Alberto Germán Bochatey OSA, obispo auxiliar de La Plata y secretario general. También participó un centenar de obispos que, desde esta tarde, estarán en la 122ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) por desarrollarse hasta el viernes en la casa de ejercicios El Cenáculo, del partido bonaerense de Pilar.
Estuvieron presentes el secretario de Culto de la Nación, Guillermo Oliveri y el director general de Entidades y Cultos de la Ciudad, Federico Pugliese.
A un costado, en el crucero, estaban representantes de otros cultos. Se hallaban el presidente del Centro Islámico de la República Argentina, Fabián Ankah, y el presidente de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), Jorge Knoblovits, con otros integrantes de las comunidades musulmana y judía, así como autoridades de las iglesias Anglicana y Siriana Ortodoxa de Antioquía, y de las iglesias ortodoxas griega, serbia, rusa y de Antioquía. Los acompañaba el secretario ejecutivo de la Comisión Episcopal de Ecumenismo y Relaciones con el Judaísmo, el Islam y las Religiones, presbítero Carlos White. Terminada la ceremonia pasaron a saludar a los obispos.
Concelebró la Misa una veintena de sacerdotes y se hallaban presentes unas veinte religiosas de ocho congregaciones distintas.
Estaban, entre otros, la ex diputada nacional Carmen Polledo; la presidenta de la Asociacion Argentina de la Orden de Malta, María Podestá; el director de Culto Católico de la Nación, Luis Saguier Fonrouge; el ex embajador ante la Santa Sede Carlos Custer; el administrador de la Agencia Informativa Católica Argentina (AICA), Eduardo Woites; el ex jefe de gabinete de la Secretaría de Culto Juan Navarro Floria; el ex director de cultos de la provincia de Buenos Aires Walter Jiménez; el rector de la Universidad Católica Argentina, Miguel Angel Schiavone, y el vicerrector de Integración, Pbro. Gustavo Boquín; el presidente del Club Gente de Prensa, Jorge Rouillon; el ex presidente de la Corporación de Abogados Católicos Alberto Solanet y el director general de Cultos de José C. Paz, Jorge Sánchez.
Asistió un nutrido grupo de representantes diplomáticos, entre ellos, los embajadores de los Estados Unidos, Marc Stanley; de Polonia, Aleksandra Piatkowska; de Croacia, Duska Paravic; de Costa Rica, Ginnette Campos Rojas; de Cuba, Pedro Pablo Prada Quintero; de Arabia Saudita, Hussein Mohammad Abdulfatah Alassiri; de Emiratos Árabes Unidos, Saeed Abdulla Saif Joula Alquemzi, y de Hungrìa, Edit Bucsi-Szabó.
Se entonaron los himnos argentino y pontificio, y hubo vivas al Papa y a la Patria.
Hubo una guardia de honor de la Policía Federal, con sus abanderados que portaban las banderas de la Argentina y de la Santa Sede; la banda de música de la Policía y el coro de la catedral acompañaron la celebración eucarística.
Finalmente, el nuncio dio la bendición apostólica, con indulgencia plenaria y el coro entonó el himno Regina Coeli en latín.
Homilia
En la homilía, monseñor Adamczyk aclaró: “Celebrando diez años de su pontificado, no queremos alabar la persona del Papa, sino que reconocemos la importancia en la vida eclesial de un liderazgo que mantenga la unidad de los cristianos”.
“Santa Catalina de Siena nos recuerda que no existe el catolicismo sin la guía moral, humana y espiritual del Papa. La Iglesia lo necesita para mantenerse fiel y al mismo tiempo, unida”, sostuvo.
Orgullo argentino
“Como ustedes saben, yo soy polaco, entonces recuerdo más que bien nuestro común orgullo nacional cuando nuestro compatriota Karol Wojtyla fue elegido Papa. En el mundo entero una sola persona puede ser Papa y esta persona era nuestro compatriota. Estoy seguro que este mismo orgullo lo sienten todos los argentinos”, aseguró, y agregó: “Celebrando 10 años del pontificado del papa Francisco, honramos al excepcional hijo de esta querida tierra argentina. El Santo Padre, durante estos 10 años, contribuyó llevando la fe, de la Iglesia que está en la Argentina, a la Iglesia Universal y dio honor a su Patria”.
El representante papal señaló que hoy comienza la Asamblea General de la Conferencia Episcopal Argentina y esta reunión de los obispos argentinos es “una grata y apropiada ocasión para dar, todos juntos, gracias a Dios por este pontificado, y lo hacemos en la catedral de Buenos Aires que hace poco más de trece años era la iglesia del arzobispo Jorge María Bergoglio”.
“Esta celebración es también una forma de expresar nuestra lealtad y fidelidad al Sucesor de Pedro de nuestro tiempo. Lo apoyamos humana y espiritualmente ofreciendo por él nuestras oraciones”.
La esperanzas del Papa por una Iglesia más sinodal
Tras reflexionar sobre las lecturas bíblicas, que la Iglesia nos sugiere para la solmenidad de san Pedro y san Pablo, el nunció expresó: “El Santo Padre en el nombre de Jesús invita a todos a levantarse y caminar juntos en la fraternidad y en la amistad para construir un mundo mejor, más justo y pacífico. Como escribe en la carta encíclica Fratelli tutti, nos propone una forma de vida con sabor a Evangelio”.
Al referirse la exhortación Evangelii gaudium, el nuncio apostólico subrayó que “el Santo Padre llama a una conversión pastoral” y profundizó: “Todos somos discípulos y misioneros, somos el Pueblo que camina hacia su Padre. El Papa quiere una Iglesia en salida con las puertas abiertas. Una Iglesia que llega a las periferias humanas y no está cerrada para nadie. La Iglesia como la casa del Padre abierta siempre y a todos. Para el Papa, la Iglesia es un hospital de campaña buscando a Dios”.
“Todos estos temas de la enseñanza papal sobre la conversión pastoral, coinciden en la óptica de la Asamblea General del Sínodo de los Obispos convocado por el Papa, programada para tres años y celebrada bajo el lema: ‘Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión’”, agregó.
“Con este Sínodo, el papa Francisco tiene grandes esperanzas, convencido de que ya es hora de que la Iglesia sea mucho más sinodal. Se trata de un nuevo modo de funcionamiento de la Iglesia: Basado en el diálogo interno, en la escucha mutua, en una mayor apertura a los laicos. Y, sobre todo, abrir el Espíritu Santo a nuevas inspiraciones y leer correctamente los ‘signos del tiempo’, escuchando su voz, que habla no solo a través de la jerarquía, sino también a través de todo el pueblo fiel”, puntualizó.
La misión del Papa no es fácil
Monseñor Adamczyk afirmó que “el cardenal Jorge Mario Bergoglio, a sus 76 años de vida, dejó su Patria para quedarse en la ciudad eterna de Roma y ser el 266 (duocentésimo sexagésimo sexto) Sucesor de San Pedro y desde hace diez años, sin descanso, agrega sus ladrillos y piedras a la construcción de la Iglesia y del Reino de Dios”.
“De estas palabras de Jesús dirigidas a Pedro, podemos fácilmente entender que la misión del Papa no es fácil y está estrechamente relacionada con el sacrificio. El Santo Padre termina casi cada carta, discurso o documento con las palabras: ‘recen por mí’. Y nosotros estamos hoy día en su antigua catedral, para rezar por el papa Francisco; que tenga mucha salud y fuerzas, que tenga todas las gracias terrenas y celestiales necesarias para ser el Pedro de nuestro tiempo.
“En el día de su aniversario, el Santo Padre dijo que su regalo preferido para esta circunstancia sería el don de la paz en el mundo entero. Hoy día nos unimos a sus plegarias para que Dios, que con cariño de Padre cuida de los hombres a quienes ha dado un único origen, conceda que todos nosotros formemos una sola familia que vive en paz y en el amor fraterno”, concluyó.
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