El nuevo rostro del antisemitismo

El nuevo rostro del antisemitismo

Diplomáticos y expertos internacionales analizan la nueva expansión del “odio a los judíos” tras el estallido de la guerra de Israel contra Hamas.

Por: Sabrina Chemen.

“Se considera a las comunidades judías de la diáspora como responsables de la guerra en la Franja de Gaza. Eso no pasa con otros grupos de países que están en guerra. Pero, en este caso, las manifestaciones se dan frente a sinagogas y dicen estar a favor de la paz: ¿qué tiene que ver la paz cuando hablan del regreso de los judíos a Polonia?”.

Así se pregunta el brasileño Fernando Lottenberg, comisionado de la Organización de los Estados Americanos (OEA) para el monitoreo y la lucha contra el antisemitismo, convocado en Buenos Aires por el Congreso Judío Latinoamericano (CJL), junto a otros especialistas y representantes para enfrentar el antisemitismo. 

“Me consultan si creo que personas como Itamar Ben Gvir, el ministro de Seguridad de Israel, aumentan el antisemitismo. Yo respondo que no. Puede que no esté de acuerdo con él, pero hay personas que están esperando que se presenten oportunidades para ‘salir del closet’ y difundir su antisemitismo. En su narrativa se escucha que en la Franja solo mueren niños y mujeres; no hay combatientes”, explica. 

Deborah Lipstadt, embajadora y enviada especial para monitorear y combatir el antisemitismo del Departamento de Estado de Estados Unidos, coincide y agrega: “Fernando dijo que el antisemitismo es un prejuicio. Los prejuicios serían divertidos, estúpidos, si no fueran tan terriblemente peligrosos. El antisemitismo es irracional. ¿Cómo se puede emitir un juicio sobre la honestidad y la ética de alguien por lo que viste, por su apariencia y por su identidad? No tiene sentido. Entonces, cuando dicen que Ben Gvir causa el antisemitismo, yo digo que el antisemitismo no sigue una causa. Es ese odio arraigado, sentido, irracional”. 

Lipstadt aborda uno de los hechos emergentes más llamativos de la nueva narrativa antisemita surgida tras la guerra en Gaza, como son los campamentos antisraelíes en las universidades norteamericanas. “El director de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, Avril Haines, emitió un comunicado, que está disponible, en el que señala el hecho de que tenemos evidencia de que han estado amplificando los conflictos en los campus universitarios, incluso ofreciendo salarios para que las personas viajen a las manifestaciones. Si hay brasas, se les agrega combustible. Lo que estamos viendo puede ser realmente genuino, no tengo duda al respecto, pero algo de eso está amplificado”, asegura la diplomática. 

Fabiana Loguzzo, representante especial argentina para la lucha contra el antisemitismo, destaca que “una parte de la población mundial estamos preocupados por lo que está pasando en Gaza, y eso es válido, porque es de buena fe. El problema viene de otro grupo que se escuda en el conflicto para esconder los sentimientos antisemitas”, apuntó Fabiana Loguzzo, representante especial argentina para la lucha contra el antisemitismo.

La canadiense Deborah Lyons, enviada especial para la preservación de la memoria del Holocausto y el combate contra el antisemitismo, cuenta un poco de su propia historia de vida como forma de aportar a la entrevista: “Crecí como católica irlandesa y, créanme, la madre patria era todo. Estábamos dedicados a Irlanda incluso durante el conflicto entre católicos y protestantes. Y nadie nos cuestionó sobre la doble lealtad. ¿Por qué hacemos esto cuando se trata de Israel?”, objeta.

“Decir que en Israel hay apartheid es un insulto a los sudafricanos, que realmente lo sufrieron”, sostiene Lyons. Y Lipstadt agrega: “Es una guerra, una terrible, en la que mi gobierno, que ha apoyado firmemente a Israel, el presidente, el secretario de Estado, ha criticado algunas de las cosas que están sucediendo allí. Pero usar estos términos…”. Finalizó Lyons la frase de su par: “Es una enorme irresponsabilidad por parte de los líderes gubernamentales, académicos y personas poderosas, y muy bien informadas, utilizar frívolamente el término genocidio”.

“¿Cuántas veces se ha leído que los demócratas pagarán un precio por su apoyo a Israel en las elecciones porque las poblaciones musulmanas no los van a votar? ¿Eso no es doble lealtad?”, se pregunta Lottenberg.

“Existe una doble vara. Las organizaciones internacionales no visitaron a los rehenes israelíes, o las ONG que defienden derechos de la infancia no protestan contra los secuestros de los niños israelíes, ni tampoco intervienen las mujeres del movimiento MeToo. Rápidos para condenar a Israel, pero demasiado lentos para cumplir con sus misiones”, apunta el comisionado para la OEA.

“Las organizaciones internacionales las conformamos nosotros mismos, los Estados. Estoy seguro de que alrededor del documento que armamos en julio, Directrices Globales para Enfrentar el Antisemitismo, el grupo de países firmantes va a formar una nueva Constitución. La diplomacia multilateral se mueve a pasitos muy chiquititos, pero algo vamos a ir logrando”, apuesta Loguzzo.

“No es solo un trozo de papel. El enviado especial israelí lo calificó de monumental cuando lo publicamos. ¿Erradicará el antisemitismo? Lo dudo. Pero será una guía; no solo para los jefes de Estado, y no solo para los países y ciudades, sino también para los jefes de universidades, equipos deportivos y cultura”, espera Lipstadt.

“La semana pasada, uno de mis colegas en el Departamento de Estado miró la lista de firmantes y dijo: ‘Ucrania debería estar aquí’. Ellos están luchando por su democracia, por su libertad. Durante la cumbre de la OTAN en Washington le escribí una carta a alguien que se ha convertido en mi amigo, el fantástico embajador de Ucrania en Estados Unidos. En la casa de nuestro embajador estadounidense, Marc Stanley, dijeron: ‘Hay una llamada telefónica, alguien que quiere hablar con nosotros’. Y era el embajador de Ucrania en Argentina. Muchos de nosotros estábamos allí. Me pasan el teléfono y el diplomático ucraniano dice: ‘Queremos ser parte’. La gente quiere formar parte de esto (la guía contra el antisemitismo). Ante todo, la fuerza del grupo”, afirma Lipstadt.

“No estamos viendo en América Latina la misma intensidad de antisemitismo violento como se ve en Estados Unidos y en Europa. Queremos que continúe así, aunque puede empeorar y hay que tener cuidado. Por aquí vemos grafitis y manifestaciones que nos preocupan”, alerta Lottenberg.

“Después del 7 de octubre, la situación se volvió más difícil. Sí, sucedió en Israel, pero le pasó a nuestra comunidad judía. Mostró que entonces puede pasar”, lamenta Lipstadt. “El documento de las Directrices dice, claramente: ‘Dondequiera y cuando sea que se encuentren con el antisemitismo’. Cuando se trata de antisemitismo no hay ‘peros’. Un hombre golpea a su mujer, no tiene excusa si ella quemó la cena. La violencia de género siempre nos resulta terrible. ‘Pero Israel…’. No hay pero. El antisemitismo existe desde hace un milenio. Tenemos que ver esto como una catarsis. Este es el momento para que nuestra comunidad mundial despierte y diga: ‘El fin del antisemitismo está aquí’”, finaliza.

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