Nueve de Julio vivió su peregrinación diocesana anual a la basílica de Luján

Nueve de Julio vivió su peregrinación diocesana anual a la basílica de Luján

Como se viene haciendo desde la fundación de la diócesis, los peregrinos se dieron cita el domingo 1° de septiembre en el santuario nacional, para poner sus vidas en las manos la Virgen María.

 

Como se viene haciendo desde la fundación de la diócesis, los fieles de la diócesis de Santo Domingo en Nueve de Julio se dieron cita, el domingo 1° de septiembre, en la basílica de Nuestra Señora de Luján, para poner sus vidas en las manos de María y encomendarse a su intercesión.

Con el lema "Madre: bajo tu mirada buscamos la unidad", sacerdotes, diáconos, religiosas, seminaristas, familias y fieles laicos de las diferentes parroquias, encabezados por el obispo, monseñor Ariel Torrado Mosconi, participaron de una celebración eucarística realizada allí, que culminó con una oración ante la tumba del beato Eduardo Pironio, nacido en Nueve de Julio y sepultado en el altar del Sagrado Corazón del santuario mariano nacional.

 

"Debemos cuidar la verdadera pureza de los sentimientos, de los pensamientos y de las palabras, estar muy atentos a los movimientos, a cuanto ocurre en lo más profundo del alma, en nuestro ser más hondo. De allí brota todo. Tanto lo que hiere, lastima y hace daño a los demás, como la pureza de las intenciones y las buenas obras", afirmó el prelado en su homilía, aludiendo al Evangelio del dia.

 

 

A su vez, llamó a pedir la gracia de poder tener los mismos sentimientos de Jesús: "Un corazón puro y manso, como el del mismo Jesús, para configurarnos cada día más con Él". "De un corazón puro como el de María brotan el amor y las buenas obras", añadió.

Finalmente, en el marco del Año de la Oración como preparación al Jubileo del Año santo 2025, exhortó a cultivar el interior, a mirar el fondo del alma, a ejercitarse espiritualmente, a purificar cada día el corazón: "El Año de la Oración es una ocasión para renovar el corazón y la vida, por medio de una oración que dilate nuestra interioridad, nuestra alma" concluyó.

 

Luego de un almuerzo fraterno y festivo, animado con cantos, música y baile en el ateneo de la Acción Católica, se expuso el santísimo Sacramento y se rezó el santo Rosario. Al terminar, el pastor diocesano despidió a los peregrinos, deseándoles un buen viaje de regreso y animándolos a ser testimonio vivo del Evangelio en sus hogares, sostenidos y animados por la intercesión y el ejemplo de María.+

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