Luego de la misa exequial y de cuerpo presente celebrada por monseñor Miguel Angel D’Annibale en instalaciones del Colegio San José Obrero, los restos de Juan Luzovec fueron inhumados al promediar la tarde de ayer en el pequeño cementerio de los sacerdotes ubicado en predio de la parroquia Virgen del Valle de esta ciudad.
En una jornada fría y ventosa, centenares de vecinos dieron el último adiós y elevaron plegarias por el eterno descanso de Juan Luzovec, el sacerdote de la congregación salesiana que falleciera el miércoles a los 83 años luego que su salud se deteriorara en el curso de los últimos meses.
El obispo de las diócesis de Santa Cruz y Tierra del Fuego, Miguel Angel D’Annibale, llegó procedente de Río Gallegos junto a otros sacerdotes para despedir a quien fuera una de las personalidades más apreciadas por toda una comunidad, a la cual se brindó con amor, transmitiendo los apostolados de la Iglesia Católica y el rol específico que San Juan Bosco requiera a sus discípulos.
D’Annibale, en declaraciones previas que hizo a varios medios periodísticos, también recordó las extensas conversaciones que había mantenido con Luzovec (nacido el 23 de febrero de 1931 en Eslovenia), quien le brindó sus consejos antes y después de que él fuera nombrado obispo.
“En este tiempo me tocó despedir a tres sacerdotes muy queridos, pero me dolió de sobremanera el fallecimiento de Juan, con quien tenía un afecto especial. Es que la vida de obispo, si bien es apasionante, a veces uno se siente un poco solo y se necesitan consejos a la hora de tomar importantes decisiones. Por eso yo me inspiraba con sus consejos”.
INCESANTE
ACOMPAÑAMIENTO
Cabe también mencionar que desde la tarde del miércoles, hubo una incesante concurrencia de gente al gimnasio del Colegio San José Obrero donde se hizo el velatorio y detrás del féretro se desplegó una gigantografía de San Juan Bosco.
Personas de todas las edades, vinculadas o no a la feligresía, acariciaron las manos del sacerdote o le dieron un beso en la frente. Entre ellos se observó la presencia de quienes participaron de los oratorios coordinador por Luzovec en el denominado “Galpón de Lapeyrade” y a ex militante de Partido Comunista, Juan Domingo Rivarola, por quien el sacerdote se interpuso ante nefastos referentes de la última dictadura militar, evitando que pudiera haber sido uno de los tantos desaparecidos durante ese oscuro período de la historia argentina.
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