Monseñor Ariel Torrado Mosconi: “Seamos instrumentos de unidad, en medio de tantas grietas y divisiones”

Monseñor Ariel Torrado Mosconi presidió ayer el Día de la Virgen de Luján en la capilla que lleva su nombre de la ciudad de Nueve de Julio. Recién llegado de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina, en su mensaje exhortó a los fieles a ser instrumentos y a servir de puentes de unidad entre los argentinos.

 “Todos  somos hijos de Dios. Y si somos hijos, debemos reconocernos entre nosotros como hermanos. Y hoy, hace falta trabajar mucho para alcanzar la unidad entre todos los argentinos”, subrayó.

 

En la celebración, que estuvo presidida por la habitual procesión por las calles del barrio, estuvo acompañado por el cura párroco de la Iglesia Catedral de Nueve de Julio, el Padre Guillermo Gómez y por el diácono, Ariel Palanga.

Allí recordó a los presentes que ya durante las Pascuas los había impulsado a convertirse en “instrumentos de unidad, en medio de tantas divisiones y grietas”. E insistió, en su petición, para que los fieles soliciten a la Virgen de Lujan, patrona de nuestro país, “que interceda para que juntos podamos construir una patria de hermanos”. También propuso rogar para que nuestra Madre “nos ayude a renovar la esperanza y a no caer en la tentación del pesimismo, en  la oscuridad del desaliento, ni en la amargura de la desesperación”.  Debemos presentar a nuestros chicos y jóvenes la confianza de que un mundo mejor es posible, que podemos construir una patria con posibilidades de crecer a través del estudio y del trabajo. Debemos procurar que a nuestros jóvenes no les roben la esperanza con la seducción de las adicciones al alcohol y las drogas.

Insistió en que los cristianos se conviertan en instrumentos que puedan promover la unidad. Que los enemigos vuelvan a la amistad, los adversarios se den la mano y los pueblos busquen la unión.

Luego oro para que las luchas se apacigüen y crezca el deseo de la paz, que el perdón venza al odio y la indulgencia a la venganza. Y agregó “lo que viene de Dios tiene siempre como fruto la unidad. Lo que viene del mal  nos lleva a las discordias, al deseo de venganza ilimitada, al odio y a ahondar las grietas que nos separan... Por eso celebrar hoy a la Virgen como madre de todos los argentinos nos debe llevar a profundizar en la conciencia de ser familia, de que somos hijos de Dios y, por ende,  hermanos entre nosotros”.   Finalmente concluyo diciendo “Esta conciencia nos debe llevar a superar todos los obstáculos en el camino de la concordia para que la Iglesia resplandezca como signo de unidad e instrumento de paz”. 

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