"Quisiera ser el pastor de una Iglesia misionera, cercana a todos, que lleve la ternura de Dios. Quiero presentarme diciéndoles que soy un discípulo a quien Jesús envía a servirlos", señaló.
Monseñor Gustavo Zurbriggen asumió el viernes 1° de septiembre el gobierno pastoral de la diócesis en el marco de una celebración eucarística presidida por el arzobispo de Paraná, monseñor Juan Alberto Puiggari en la catedral San Antonio.
Concelebraron la Eucaristía, el obispo emérito de Concordia, monseñor Luis Collazuol; el obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Oscar Ojea; el arzobispo de Córdoba, cardenal electo Ángel Rossi SJ; el obispo de Gualeguaychú, monseñor Héctor Zordán M.Ss.Cc; el obispo de Villa María, Samuel Jofré; el obispo castrense, monseñor Santiago Olivera; el obispo de Rosario, monseñor Eduardo Martín; el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Buenanueva; y el obispo de Rafaela, monseñor Pedro Torres.
También estuvieron presente, el obispo emérito de Goya, monseñor Ricardo Faifer; obispo de San Nicolás de los Arroyos, monseñor Hugo Santiago; el obispo de Salto (Uruguay), monseñor Arturo Fajardo, junto con el obispo emérito de esa diócesis, monseñor Pablo Galimberti; el obispo auxiliar electo de Mercedes-Luján, monseñor Mauricio Landra; y el obispo de Santo Tomé, monseñor Gustavo Montini; además de sacerdotes del clero local y de otras diócesis vecinas.
Participaron de la celebración fieles de las comunidades parroquiales, religiosas, autoridades locales y de las fuerzas de seguridad.
Durante la celebración, monseñor Collazuol manifestó a su sucesor: “Hoy te recibe esta comunidad de Concordia. Esta diócesis que abarca todo este noreste entrerriano, unidos todos en ese mismo deseo de ser una Iglesia unida, dinámica, trabajar juntos para realizar esta misión esencial de la Iglesia que es evangelizar. Hoy comienza una nueva etapa”.
“Que hermoso es que tu ministerio se inicie en este día en que comienza también la novena de la patronal diocesana. Este templo es un signo de nuestra diócesis puesta en el cuidado de San Antonio y de lo santos. Te damos la bienvenida, nos alegramos muchísimo y pedimos al Señor que tu pastoreo sea fecundo”, agregó.
Posteriormente, monseñor Zurbriggen expresó sus primeras palabras como pastor de esa comunidad y señaló: “Muchas gracias por estar compartiendo esta celebración de la fe y acompañándome en el inicio de mi servicio pastoral en esta Iglesia particular de Concordia”.
“Quiero presentarme diciéndoles que soy un discípulo a quien Jesús envía a servirlos. El ‘sígueme’, que es el lema de mi ministerio episcopal es el llamado del Señor y me recuerda que siempre debo ser discípulo, que mi vida es seguirlo a él y que la historia de mi vida deseo que sea una respuesta agradecida a esta llamada misteriosa y amorosa del maestro”, continuó.
Como san Agustín, dijo, “les digo que con ustedes soy cristiano, discípulo, siempre en la escuela del Evangelio, siempre necesitado de la misericordia del Señor, y para ustedes soy obispo, es decir, pastor y servidor de la Iglesia de Concordia. Les pido que me ayuden con su oración”.
“Como cristiano y obispo me sumo al camino pastoral que desde hace muchos años está transitando la diócesis de Concordia. Esta Iglesia particular tiene una linda historia de pastoral orgánica que, en comunión y participación, anima el compromiso, el protagonismo y la corresponsabilidad de todos en la acción evangelizadora”, destacó.
“Ahora, respondiendo al llamado del Papa Francisco, tenemos que trabajar para seguir siendo una Iglesia misionera que encarne cada vez más un ‘estilo sinodal’. Esto exige de todos, de los laicos, de los consagrados, de los diáconos permanentes y los sacerdotes, y también del obispo, una firme determinación para eliminar todo resabio del clericalismo que tanto mal hace a la Iglesia”, puntualizó.
Para eso, dijo, es necesario “comprometernos activamente en un proceso permanente de conversión personal y comunitaria. Es necesario aprender a vivir un estilo pastoral que exprese la realidad de la Iglesia como Pueblo de Dios en el que, por el Bautismo y la Confirmación, todos somos discípulos de Jesucristo, tenemos igualmente la unción del Espíritu Santo y la misma dignidad de hijos de Dios”.
Mons. Zurbriggen animó: "Sigamos avanzando para ser una Iglesia que asuma decididamente un estilo sinodal en la que todos caminan juntos para anunciar mejor el Evangelio. Porque la sinodalidad está al servicio de la misión, en la que todos los bautizados están llamados a participar”.
“Querida Iglesia de Concordia: ya estoy entre ustedes. Pronto los visitaré. Deseo conocerlos, escucharlos, celebrar la Eucaristía en sus comunidades. Quisiera ser el pastor de una Iglesia misionera, cercana a todos, que lleve la ternura de Dios a los que sufren, a los pobres que son tantos, hay una pobreza que nos duele; una Iglesia misericordiosa que busque y que incluya a todos, también a los que hemos dejado de lado o se han apartado porque no han sentido que en la comunidad haya lugar para ellos”, concluyó.
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