La comunidad diocesana de Gualeguaychú comenzó el Año Jubilar en las basílicas Nuestra Señora de Aránzazu de Victoria e Inmaculada Concepción de Concepción del Uruguay.
La comunidad diocesana de Gualeguaychú comenzó el Año Jubilar con la apertura de la Puerta Santa en la basílica Nuestra Señora de Aránzazu de Victoria y en la basílica Inmaculada Concepción de Concepción del Uruguay. Las celebraciones fueron los días 4 y 5 de enero y fueron presididas por el obispo local, monseñor Héctor Zordán MSSCC, acompañado por sacerdotes, diáconos, religiosos y seminaristas.
El sábado 4, gran cantidad de fieles se congregaron en la plaza Libertad para peregrinar hasta la basílica Nuestra Señora de Aránzazu, y al finalizar compartir una cena en el Salón Juan Pablo II.
En la homilía, monseñor Zordán se refirió a la acción de peregrinar. "Ustedes saben que la peregrinación es uno de los signos jubilares por excelencia", destacó sobre el rito de inicio de la celebración.
Tras recordar que décadas atrás se peregrinaba en las grandes basílicas romanas y ahora se hace a templos de las diócesis del mundo, señaló: "Cuando llegamos a una iglesia jubilar, queremos encontrarnos con Jesús. Hoy nos vamos a encontrar con Jesús hecho Palabra".
Luego comentó el rasgo penitencial que define al jubileo. "El Papa Francisco nos enseñaba que la penitencia o lo penitencial, nos lleva a la dinámica de la conversión, el volver a recuperar el sentido de nuestro bautismo, de nuestra fe, de nuestra vida cristiana, es como el alma del año jubilar", aseguró.
"Queremos volver a Jesús, queremos volver a su Palabra, queremos volver a caminar detrás suyo como discípulos y por eso nos ponemos a caminar en el Año Jubilar", sostuvo y agregó: "La visita, la peregrinación, la visita a las iglesias jubilares es un signo importante del Año Jubilar".
Al reflexionar sobre la palabra de Dios expuesta en el Evangelio según san Juan, monseñor Zordán expresó: "Es como un poema que habla sobre la Palabra de Dios, que existía desde siempre junto al Padre y con el Padre que creó todas las cosas y que en un momento determinado de la historia del mundo vino a vivir entre nosotros y puso su tienda entre nosotros".
El obispo recalcó en su relato que, justamente, la primera lectura del Libro del Eclesiástico le sirvió como telón de fondo a este prólogo del Evangelio de san Juan.
"Quiero subrayar esta expresión, la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros, lo repetimos diariamente, la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Fíjense, no dicen se hizo hombre, en el Evangelio de san Juan tampoco dicen se hizo hombre, dicen se hizo carne, precisamente porque en hacerse carne es asumir, la condición humana, pero lo más frágil, lo más pobre, lo menos visible, digamos, de la condición humana, de la condición humana", subrayó.
"Esto es lo que asumió el Hijo de Dios, la Palabra de Dios al hacerse hombre y por eso puede, por un lado, compartir todo lo nuestro, menos el pecado, pero lo demás, todo lo nuestro, por eso mismo puede entender y comprender todo dolor humano, toda fragilidad humana, toda flaqueza humana también, porque nada de lo humano es desconocido al Hijo de Dios", profundizó.
Indulgencia y obras de misericordia
Luego expuso en su relato la invitación específica del Papa en este jubileo, a través del amor a los semejantes: "Él nos invita en este Año Jubilar a recuperar las obras de misericordia".
"Se nos invita a salir al encuentro de ellos también por la posibilidad de obtener en ese encuentro el don de la indulgencia, realizando las obras que son típicas de ella, rezar por las intenciones del Santo Padre, hacer la profesión de fe, confesarse y recibir el sacramento de la Eucaristía, la Sagrada Comunión, pero sobre todo en esta dinámica de penitencia y conversión, salir al encuentro de aquellos que necesitan como lugar jubilar, como lugar de peregrinaciones", puntualizó.
El obispo afirmó que "en Jesús, Dios quiso hacerse carne, hacerse uno de nosotros, asumir la condición humana, sobre todo la de los más frágiles, los más pobres, los más necesitados. hacia ellos estamos invitados a peregrinar".
Por último, monseñor Zordán explicó el significado de la esperanza. "También como gesto jubilar para ser testigos y misioneros de la esperanza, estamos invitados a hacer grandes gestos y signos de esperanza, sobre todo a aquellos que viven con el corazón destrozado y viven situaciones de desesperanza".+
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