"Jesús pide que aquellos que quieran descubrir el valor de este reino lo sigan y colaboren con Él, anunciando a los demás que vale la pena el Reino de los cielos", expuso el obispo de Río Cuarto.
El 21 de enero, monseñor Adolfo Uriona, obispo de Río Cuarto (Córdoba), celebró la misa del 3er. domingo del tiempo ordinario, en la parroquia de los Sagrados Corazones de Jesús y María, de esa ciudad cordobesa.
En su homilía sobre el Evangelio de San Marcos, en el que Jesús llama a Pedro y Andrés, y luego a Santiago y a Juan a seguirlo, señaló: “Jesús comienza su predicación. Las primeras palabras que nosotros tenemos, que son propias de Jesús, en este Evangelio que es el más antiguo, son éstas: ´El tiempo ha llegado. El Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en el Evangelio´. Estas palabras fueron pronunciadas por Jesús después de su bautismo, cuando comenzó su misión, y san Marcos va a decir que, cuando el Bautista fue arrestado, Jesús empezó a anunciar el Reino. Esto quiere decir que con Juan Bautista arrestado culmina el Antiguo Testamento y comienza la nueva etapa, el Nuevo Testamento que viene a traer Jesús”.
Y sobre esto, prosiguió: “En estas palabras de Jesús, se muestra que hay un tiempo, el tiempo ha llegado, es decir, que Dios tiene un plan, un plan de amor que se va realizando paulatinamente en la historia de acuerdo a sus designios, y que ahora ha llegado a una etapa fundamental, donde Dios se expresa y lo que viene a anunciar Jesús es el Reino de los cielos”.
“¿Qué es lo que estaban esperando todos los hombres en aquel tiempo y los que esperamos nosotros también? Un reino de paz, un reino de Justicia. Estamos esperando o estaban esperando los hombres un reino donde el que reinara fuera Dios y no los reyes que ellos habían tenido, el pueblo de Israel, que había sufrido grandes decepciones con sus reyes, grandes frustraciones”.
Frente a esta espera del pueblo de Israel, señaló que “lo que Jesús viene a anunciar es una cosa completamente diferente y, por eso, lo primero que dice es: ´Conviértanse y crean en el Evangelio´. El reinado de Dios comienza en la conversión personal bien profunda; y en la fe, en la palabra que Jesús venía a traer”.
Monseñor Uriona mencionó a continuación que Jesús, luego de ese anuncio, comienza a llamar a los discípulos: “Jesús va a orillas del lago de Galilea y comienza a llamarlos, primero a Simón y a su hermano Andrés, después a Juan y Santiago. Ese llamado significa que el Señor, para realizar el Reino, necesita de colaboradores. Y estas personas, que eran pescadores y que estaban cumpliendo con su trabajo, de pronto descubren en Jesús a ese que trae, en su palabra, algo fundamental, algo por el cual jugarse y abandonan todo, dice el Evangelio, abandonan todo y lo siguen”.
Así, el prelado señaló los tres elementos fundamentales para la vida de todo bautizado: “Reino de los cielos, conversión, fe en la palabra de Jesús y seguimiento de Jesús”.
Asimismo, mencionó que esto también se vive en la actualidad: “Como en aquellos tiempos, hoy esperamos el Reino: un reinado de Dios, un reinado en nuestro corazón, un reinado en la sociedad".
Una sociedad distinta, pero no esperemos que este reino nos llegue desde arriba, así nomás, sino que fundamentalmente Jesús, que es el que trae el Reino, pide colaboradores”.
“Piden que aquellos que quieran descubrir el valor de este reino lo sigan y colaboren con Él, colaboren en el sentido de difundir a los demás, de anunciar a los demás que vale la pena el Reino de los Cielos”.
Para terminar, invitó a pedirle al Señor “que estas palabras lleguen a nuestro corazón; que estas palabras nos inviten a hacer desde nuestro bautismo un redescubrimiento del Reino de Dios, un redescubrimiento del Señor que sigue actuando en la historia, a pesar de que no pareciera, a pesar de estos tiempos difíciles, de estos tiempos de guerra, estos tiempos de incertidumbre, estos tiempos de situaciones sociales conflictivas”.
“Dios sigue obrando, a través de esa semillita que es el Reino, y pide que nosotros creamos en Él y colaboremos con Él. Se lo pedimos al Sagrado Corazón de Jesús, al Sagrado Corazón de María, para que nos den la gracia de tener un corazón convertido, que siga a Jesús anunciando el Reino”.
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