El arzobispo de Corrientes presidió la misa central y encabezó la procesión en el marco de las fiestas en la localidad de Itatí. "Con el alma y pies sangrantes a tu casa voy", fue el lema convocante.
Numerosos fieles participaron, el 9 de julio, de las fiestas litúrgicas en honor de Nuestra Señora de Itatí, patrona de la localidad correntina que lleva su nombre y de toda la provincia, que llevó por lema "Con el alma y pies sangrante a tu casa voy". Durante toda la jornada se celebraron misas de la que participaron autoridades civiles, entre ellas el intendente local, Francisco Romero.
En el marco de las celebraciones del 207º aniversario de la Independencia Nacional, la misa central fue presidida por el arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik OFMCap, y concelebrada por el padre Porfirio Ramírez FDP, rector del santuario, y los vicarios parroquiales, padres Facundo Mela FDP y Derlis Denis Sosa FDP.
En la homilía, monseñor Stanovnik destacó que el Evangelio del día presenta a la Virgen como la mujer siempre dispuesta a ser conducida por el Espíritu Santo, y subrayó: “Ella vivía unida estrechamente a su Hijo, confiaba en Dios, convencida de que por ese camino la conducía a su casa”.
“Así lo vivió desde la Anunciación del Ángel; en la visita a su prima Isabel; en la angustiosa huida a Egipto con su Hijo y sostenida por la mano compañera de José, su esposo; durante toda la vida de Jesús, hasta llegar al pie de la cruz. Por su obediencia y fidelidad de peregrina, se convirtió en casa para Jesús y casa para nosotros, hermanos y discípulos de Jesús”, sostuvo.
El arzobispo correntino invitó a poner la mirada “en Jesús y en María, su madre y nuestra madre, para renovar nuestro amor y esperanza de peregrinos, y aprender de ellos cómo se hace para caminar juntos, y abrir espacios nuevos para que nadie quede al margen o afuera de la peregrinación”.
“El alma y los pies sangrantes de Jesús y el corazón sangrante de la Virgen Madre son la hoja de ruta, para que nuestra relación con Dios tenga hondura filial y amorosa. Fieles a esa hoja de ruta, queremos renovar la fe y el amor a nuestra Tierna Madre de Itatí, porque sabemos que Ella nos llevará de la mano hacia el encuentro con su Divino Hijo Jesús, con quien peregrinamos hacia la plenitud y la felicidad que Dios nos promete, y se cumpla así el deseo de ‘a tu casa voy’”, agregó.
Monseñor Stanovnik señaló que “también estamos aquí para que, una vez purificada nuestra mirada por la fe y recuperada la meta hacia donde peregrinamos, los peregrinos de la Virgen se destaquen en la sociedad, porque los esposos se quieren, se respetan y se preocupan por sus hijos; porque son buenos compañeros y compañeras en el trabajo”.
“Porque se esfuerzan por perdonar de corazón y siempre están disponibles para el diálogo, la cercanía y la ayuda al que más lo necesita; si están en la función pública, son responsables de administrar el bien común, de tal modo que todos tengan acceso a vivir dignamente, y sean atendidas, sin dilaciones ni prórrogas, las personas y los grupos más vulnerables de la sociedad”, completó.
“Querida Virgencita, hemos llegado hasta tu casa con el alma y los pies sangrantes, dichosos de recibir tu bendición. No nos desampares en el peregrinar cotidiano, sobre todo en los momentos más difíciles. ¡Tierna Madre de Itatí! Ruega por nosotros”, concluyó.
Antes de la bendición final, se realizó la solemne procesión por las calles que rodean la plaza central y, al regresar a la basílica, el arzobispo correntino impartió la bendición, invocando a la Patrona y Reina de Corrientes. Luego, todo finalizó con el canto "Adiós, Reina del cielo".
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