El obispo de Cruz del Eje, monseñor Santiago Olivera, le pidió al Santo Cura Brochero que ruegue por los argentinos “heridos” por los desencuentros, la violencia, los enfrentamientos, las adicciones y las situaciones de pecado personal y estructural, y aseguró que la salida es poder “mirar a Jesús” y dejarse mirar por Él.
“Habrá país nuevo con miradas y corazones nuevos”, sostuvo en una carta pastoral por el primer aniversario de la canonización de este “pastor con olor a ovejas”, y animó a realizar los ejercicios espirituales, a los que el santo consideraba “baños del alma”, para llorar los pecados, pedir perdón y perdonar y “renovar los propósitos más nobles mirándonos y sabiéndonos hermanos, siempre necesitados”.
“¡Qué gracia para los diocesanos de Cruz del Eje! ¡Qué gracia para los argentinos! ¡Qué gracia para la Iglesia y para el mundo! El 16 de octubre del 2016 en San Pedro, el Santo Padre Francisco canonizó a San José Gabriel del Rosario Brochero, -‘más nuestro que el pan casero’, ‘pastor con olor a oveja’, esclarecido ‘por su celo misionero, su predicación evangélica y su vida pobre y entregada”, exclamó el obispo de Cruz del Eje, monseñor Santiago Olivera.
En un mensaje con motivo de la primera fiesta litúrgica en honor de San Cura Brochero, el prelado destacó que hay muchos motivos para agradecer a Dios, por este don, desde esta tierra cordobesa que es “el corazón sacerdotal de nuestra patria”, porque aquí Brochero “intercede como buen patrono por el clero argentino y anima a todos nuestros pastores”.
El obispo recordó a Brochero como un “pastor con olor a oveja. Bueno, cercano, testigo de la misericordia. Héroe y santo, ciudadano ejemplar y no mero habitante”, pero sobre toco como “un apóstol y mártir de la caridad”, y aseguró que “Brochero estuvo, Brochero está”.
“Nuestro santo supo gastar su vida para Anunciar el Evangelio, para que sus hermanos se encuentren con Jesús. Anduvo mucho por el valle y la sierra, con frío y calor, con sol y lluvia. Supo transitar senderos cercanos y lejanos para no dejar a nadie excluido del gozo que produce el encuentro”, subrayó.
“Brochero, buscó a todos, pero con mayor predilección a los más pobres, a los que no contaban para miradas humanas miopes, a los que estaban en las periferias y no pocas veces al borde o fuera del camino…para ellos vino, como para ellos vino Jesús”, sostuvo, y agregó: Entendió que Evangelio y promoción humana, son dos caras de la misma moneda. No es distinta una de otra. La fe debe encarnarse y esa encarnación sana y transforma la vida y realidad del que la recibe”.
Monseñor Olivera reconoció que los argentinos “estamos heridos”, porque “hay desencuentros en nuestra Patria, hay violencia en algunos de nosotros, calumnias fáciles, enfrentamientos y mentiras, hay tristeza, adicciones y angustia, hay situaciones de pecado personal y estructural. ¿Tendremos salida? Podemos preguntarnos”.
“Siempre, podemos mirar a Jesús, y dejarnos mirar por Él, y por tanto salir. Podemos cambiar nuestra patria chica, nuestras familias, nuestras relaciones, nuestras estructuras y nuestros corazones”, afirmó.
“No fue fácil la vida de Brochero a sus inicios en esta tierra nueva de la entonces Villa del Tránsito, expresó porque así lo sintió que allí estaba todo por hacer…y gastó y desgastó su vida para que el hombre sane heridas y vuelva al camino, los ‘baños del alma’ llamaba él a los ejercicios espirituales, y allí les hablaba de Dios, de Jesús, de la necesidad de lucha contra el pecado y de opción por Jesús y los valores del Reino, de la conversión. A nadie dejó afuera y hubiera querido que todos hayan podido pasar por esos baños que restauran”.
El obispo estimó que “hoy también tendríamos con la fe de Brochero buscar ‘arriar’ amando a todos hacia los ejercicios, a hermanos y hermanas pobres, trabajadores, políticos, docentes, empresarios, sindicalistas, militares, a trabajadores sociales, médicos, abogados, artistas, a cada uno”.
“Habrá país nuevo con miradas y corazones nuevos. Quiso y logró cambiar su tierra poniéndolos frente a Jesús. La Casa de Ejercicios cumple este año 140 años de existencia, ‘monumento pastoral’, que ella nos anime a todos a ir, a la casa y al encuentro con Dios y con el hermano. Baños del alma, para llorar los pecados, pedir perdón y perdonar y para renovar los propósitos más nobles mirándonos y sabiéndonos hermanos, siempre necesitados. Que San José Gabriel, que viene al encuentro nos renueve con su gracia”, concluyó.+
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