Celebrada en la capilla San Lucas el 3 de marzo, contó con la participación de candidatos al diaconado permanente, de fieles castrenses y del coro de la Escuela de Cadetes de Gendarmería
“Pidámosle al Señor que nos ayude a dejarnos modelar y transformar según su querer, que podamos vivir este tiempo que nos queda de la Cuaresma para convertir nuestro corazón”, expresó el obispo castrense de la Argentina, monseñor Santiago Olivera, durante la celebración de la misa de inicio de actividades del Seminario Diocesano Castrense.
Celebrada en la mañana del 3 de marzo, tercer domingo de Cuaresma, en la capilla San Lucas, la misa fue presidida por el obispo castrense y concelebrada por el vicario general, monseñor Gustavo Acuña, el rector y vicerrector del Seminario San Juan de Capistrano y Santo Cura Brochero, y capellanes de las Fuerzas Armadas y Fuerzas Federales de Seguridad.
Participaron candidatos al diaconado permanente, fieles castrenses y el coro de la Escuela de Cadetes de Gendarmería "Don Martín Miguel de Güemes". Durante la celebración, el diácono Luis Villafañe realizó su profesión de fe y su juramento de fidelidad, antes de ser ordenado sacerdote el próximo 16 de marzo.
En su homilía, monseñor Olivera recordó que “un seminario es el corazón de la diócesis y, también podríamos decir, como una actualización, o una presencia permanente de la esperanza, porque es el lugar donde se forman jóvenes que quieren seguir a Jesús Buen Pastor”.
En la dimensión formativa, el prelado señaló que “el camino que vamos realizando en cercanía con las Fuerzas es porque tenemos que estar disponibles, así como lo están los hombres y mujeres de nuestras Fuerzas”.
“Debemos estar listos para traslados, circunstancias difíciles y aún para el riesgo cotidiano de la entrega de la vida, ya sea en lo cotidiano, en cuanto a lo que hace a las Fuerzas Federales, o la preparación de la entrega de la vida, para defender a la Patria”, indicó.
A su vez, señaló que “los sacerdotes somos parte de esta manera de vivir y ofrecer la vida por los hombres y mujeres que se nos confían”.
“Un inicio en la casa de formación del Seminario es inicio de renovarnos con esperanza y alegría, para seguir formándonos según el corazón de Jesús Buen Pastor, un inicio que supone una gran voluntad para dejarnos tallar, dejarnos modelar por el Señor, nuestro Maestro”, describió el obispo castrense.
Sin embargo, sostuvo que no es tarea fácil, “porque constantemente tenemos que dejarnos cambiar por una mirada que no es una mirada meramente humana, sino que es una mirada cristiana”.
Destacó a su vez la particular vocación de Luis, uno de los seminaristas del ordinariato, que “ha salido de la gran familia de la Armada para integrarse al servicio de la gran familia diocesana”.
Haciendo referencia al tiempo de Cuaresma, señaló también: “Es el tiempo que nos invita a la libertad interior, nos invita a dejar atrás cualquier esclavitud”.
Finalmente, el prelado animó a pedirle al Señor “que nos ayude a dejarnos modelar y transformar según su querer. Que podamos vivir este tiempo que nos queda de la Cuaresma para convertir nuestro corazón, nuestros pensamientos, nuestros criterios, nuestros sentimientos, nuestra vida, según el querer de Dios”.
Al concluir la homilía, el diácono Luis Villafañe realizó su profesión de fe y su juramento de fidelidad. El obispo bendijo también el cáliz y la casulla que serán usados por el nuevo diácono una vez ordenado sacerdote.
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