"Que tengamos el corazón grande y simple para reconocer lo bueno y no llenarnos de sospechas de desconfianzas y de maledicencias de antemano", deseó el obispo de San Isidro.
El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Oscar Ojea, lamentó que haya un acostumbramiento a hablar muy livianamente de los demás" y recordó que "el apóstol Santiago dice que con la misma lengua con la que alabamos y bendecimos a Dios maldecimos al prójimo, imagen de Dios".
"La lengua es tremenda, puede hacer un incendio, dice el apóstol. Esto les pasaba a estos compatriotas de Jesús que lo ven volver a Nazaret, enseñar en la sinagoga como quien tiene autoridad; precedido de la fama de los milagros que había hecho en Cafarnaúm y allí ellos comienzan a expresarse sin conocer a fondo a Jesús", recordó.
El obispo de San Isidro reflexionó sobre el tema de la penumbra de la palabra y planteó: "En el mundo en que vivimos qué poco valor tiene la palabra., podemos alabar e insultar en poco tiempo a la misma persona y sin que esto importe demasiado".
"Las palabras no revisten demasiada importancia, este hablar livianamente también había tomado a estos compatriotas de Jesús hablando de alguien sin conocerlo del todo; pero en ellos también había como una envidia que surge cuando alguien salido del propio terruño brilla; es mirado por los demás, es ponderado, es alabado, es querido; nadie es profeta en su tierra, frase que Jesús va a decir negándose a hacer milagros por la falta de fe de estos compatriotas suyos", graficó.
"Esta desconfianza: ¿Qué nos querrá vender? ¿Qué se traerá ´bajo el poncho´? ¿Qué está oculto detrás de esta persona?", preguntó y respondió: "La expresión de la desconfianza".
Monseñor Ojea puso como ejemplo lo que pasa con el Papa Francisco, surgido de las entrañas de la tierra argentina.
"El otro día el Papa logra, junto con la Secretaría de Estado y el enviado a Ucrania, algo que no se había podido dar: el intercambio de prisioneros entre Ucrania y Rusia, es una guerra tan cruel que a los prisioneros se los mataba directamente; no había canje. Esto mereció el agradecimiento del arzobispo ortodoxo de Ucrania al Santo Padre por ese esfuerzo por la paz. Esto prácticamente no apareció en ningún comentario y es algo trascendente, esos esfuerzos por la paz que se van logrando de a poquito y que tienen al Santo Padre como un factor fundamental en medio de esta enorme tormenta que invade al mundo que es la violencia", destacó.
Hacía el final de su reflexión, el obispo sanisidrense señaló: "Muchas veces nos pasa que aquello que viene y que surge de alguien que es 'de los nuestros', de alguien que conocemos de antemano; de alguna manera no le damos el valor y la importancia que ello tiene, en este caso este artesano de la paz que tenemos como nuestro Papa argentino".
Monseñor Ojea invitó a pedirle al Señor que "nos enseñe a discernir lo que viene de Dios" e indicó: "En realidad, los fariseos habían embarrado la cancha diciendo que lo que venía de Jesús era demoníaco, y esto también conspira para que los paisanos de Jesús no lo admitan sencillamente como bueno".
"Que tengamos el corazón grande y simple para reconocer lo bueno y no llenarnos de sospechas de desconfianzas y de maledicencias de antemano como para prevenirnos nosotros y no dejar que entre el bien en nuestro corazón", concluyó
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