El obispo de San Isidro propuso dejarse "atravesar por la luz del amor de Dios", para quitar del interior corazón "todo lo que hay de mentira, de falsedad, de poco noble, de poco verdadero".
En su reflexión para el cuarto domingo de Cuaresma, el obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, volvió a contar una anécdota de la asamblea sinodal de octubre 2023 en el Vaticano, donde el predicador relató que “en una capital de occidente se había hecho un concurso de fotografías, de fotografías de rostros de niños de la calle”.
“Los niños que están en nuestras estaciones de trenes o que están pidiendo o que están solitos en la calle o tal vez enviados por alguna persona mayor y estaban las fotografías de esos rostros, pero no se habían dado cuenta que detrás de una fotografía un chico había escrito: ‘Existo, pero no me ven cuando me ven, ven un problema, una curiosidad, un caso difícil, pero a mí no me ven’”, observó el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina prosiguiendo con su relato de la anécdota.
“Con qué facilidad invisibilizamos ciertas realidades, las tapamos, las hacemos invisibles, tenemos miedo”, lamentó y destacó que en el Evangelio de este domingo de la alegría, Letare que prepara la Pascua, “aparece el tema de la luz, la luz presente en el mundo”.
Y diferenció: “Cuando se obra mal uno prefiere esconderse, prefiere tapar; preferimos tapar cuando tenemos miedo, tenemos miedo de ser iluminados por la luz, tenemos miedo que la luz nos perdone, que la luz nos atraviese de verdad y a veces invisibilizamos también ciertas realidades que tenemos que transformar porque les tenemos miedo, entonces hacemos que no existan y usamos una cantidad de estrategias que creemos que son buenas, pero en el fondo seguimos invisibilizando”.
El obispo sanisidrense invitó a pedirle al Señor que “nos enseñe a arriesgarnos de verdad” y graficó: “Hay una lengua tribal, africana, que en la que el saludo cotidiano: ‘hola, ¿cómo te va?’; dice: ‘te veo, te veo’, que quiere decir te reconozco, estás atravesado por la luz; veo claramente el eje de tu vida, no se me oculta nada de lo tuyo”.
“Qué hermoso este saludo que es saludar la luz que nos atraviesa, la luz que esperamos. Que en esta Pascua nos atraviese a todos para quitar de nuestro interior todo lo que hay de mentira, de falsedad, de poco noble, de poco verdadero y dejarnos atravesar por la luz del amor de Dios”, concluyó.
Comentá la nota