El 10 de febrero, Miércoles de Ceniza, comienza el tiempo de Cuaresma. En ese marco, el arzobispo de Córdoba, monseñor Carlos José Ñáñez, dio a conocer su mensaje de Cuaresma 2016 en el que explica el pasaje evangélico de la vocación del apóstol san Mateo. “Un notable comentarista de dicho texto señaló que Jesús ‘lo miró con misericordia y lo eligió (a Mateo)”.
“La escena evangélica muestra a un hombre sentado a la mesa de recaudación de impuestos, a un publicano. Los que pertenecían a ese grupo de personas tenían muy mala fama en Israel por su condición de ‘colaboracionistas’ con el poder imperial que había sometido al pueblo elegido y porque en el desempeño de sus funciones eran más bien deshonestos y se aprovechaban del pueblo”, explica monseñor Ñáñez.
“Jesús pasa junto a la mesa del publicano y lo mira. Mirándolo lo llama. Mateo deja lo que tiene entre manos, se levanta y sigue al Maestro. El llamado del Señor y la respuesta incondicional constituyen para el publicano un camino de purificación. Mateo, ‘misericordiado’ por el Señor -como le gusta decir al Papa- se convierte a su vez en instrumento de misericordia: invita a otros publicanos a comer a su casa junto a Jesús”, comenta el arzobispo.
Monseñor Ñáñez describe el hondo significado que tiene el gesto de compartir la mesa para el Señor y para los publicanos. “Señala que Jesús ha venido para todos, que todos lo necesitan, que Él no hace discriminaciones de ningún tipo y que compartiendo la mesa con los pecadores los está llamando e invitando a abrir el corazón para sanarlos. Lo que importa es el corazón del hombre y su apertura confiada a la misericordia Dios”.
“La escena evangélica –continúa el prelado- nos está señalando un espíritu y un camino para vivir nuestra cuaresma. También nosotros tenemos que dejarnos mirar por el Señor que pasa por nuestras vidas. Tenemos que dejarnos querer. Se trata de una experiencia fundamental y que no debemos suponer con facilidad. Es preciso abrir el corazón, aceptar el amor del Señor, ‘darle permiso’ para que nos quiera. Él no desea otra cosa: ‘Yo estoy junto a la puerta y llamo: si alguien oye mi voz y me abre, entraré en su casa y cenaremos juntos…’ según se lee en el libro del Apocalipsis..
“El amor del Señor está totalmente impregnado de misericordia. Nosotros tenemos que reconocer nuestra fragilidad y dejarnos perdonar. El perdón del Señor procede de su amor, no es humillante, denigrante, al contrario es generoso, abundante y sobre todo dignificador”, expresa el pastor cordobés y recomienda “acercarse con estas disposiciones al sacramento de la reconciliación”.
“También nosotros, como Mateo, tenemos que convertirnos en instrumentos de misericordia”, dice monseñor Ñáñez, quien se efiere a las obras de misericordia, corporales y espirituales e invita a conocerlas y a practicarlas durante el Año de la Misericordia.
“Recibamos agradecidos la gracia de la cuaresma y el regalo de la misericordia del Señor. Esforcémonos por ser ‘agentes de misericordia’ para abrirnos a la renovación que el Señor quiere hacer en cada uno de nosotros y en todo su pueblo”, concluye su mensaje de Cuaresma el arzobispo de Córdoba.
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