En el Domingo de la Palabra de Dios, el presidente de la Comisión Episcopal de Catequesis y Pastoral Bíblica reafirmó que es esencial la "lectura y oración" de la Palabra de Dios escrita.
En el Domingo de la Palabra de Dios, monseñor Gabriel Mestre, arzobispo de La Plata y presidente de la Comisión Episcopal de Catequesis, Animación y Pastoral Bíblica, celebró la Eucaristía en la catedral local, jornada a la que definió como una "gran oportunidad para profundizar nuestra comunión y comunicación espiritual con el Dios que es Palabra a través de la lectura y oración con la Sagrada Escritura: Palabra de Dios escrita”.
Durante la celebración, el arzobispo agradeció a laicas, laicos, consagradas y consagrados, y ministros ordenados "que trabajan en cada comunidad, en lugares muy recónditos de nuestra patria para que la palabra de Dios haga eco en el corazón de cada persona, de cada familia y de cada grupo".
"Agradezco a los movimientos, institutos e instituciones que trabajan por la Palabra, así como la tarea de cada comisión en sus respectivas diócesis y de manera particular al equipo nacional presidido por Verónica Talamé", puntualizó.
A la luz de los textos compartidos propuso tres puntos para reflexionar sintetizados en tres palabras: seguimiento, redes, inmediatamente.
Dios llama siempre a su seguimiento
Mons. Mestre señaló en este primer punto que “algunas veces el llamado vocacional, el seguimiento de Jesús se entiende parcialmente. Se piensa que solo es para los consagrados, sacerdotes, religiosas”, pero -aseguró- “el llamado vocacional es para todos: laicos y consagrados; en la vida activa o contemplativa; varones y mujeres; más jóvenes o más adultos... Todos somos llamados por Dios a vivir un proyecto de vida según sus designios, un proyecto de vida que tiene como elemento esencial seguirlo a Él y ser ‘pescadores de hombres’”.
Lamentablemente, señaló, “en nuestro tiempo muchas personas viven sin proyecto de vida o con malos o deficientes proyectos de vida. La palabra de este domingo nos ayuda a asumir con entusiasmo el llamado de Jesús a su seguimiento. Este llamado del Señor es el elemento esencial para definir nuestro proyecto de vida y debe sostenernos en el camino”.
En medio de las “redes” de la vida
En el relato bíblico-recordó-“aparece tres veces la expresión “redes”. Obviamente no se trata de las redes sociales. Simbólicamente, las redes representan la experiencia de lo cotidiano. Ellos eran pescadores, por lo tanto, las redes significan la cotidianidad de su vida”. “Es allí donde el Señor llama, es allí donde el Señor se manifiesta y los llama a su seguimiento”, continuó.
“Las redes, además, pueden simbolizar las mismas complicaciones y enredos de la vida... ¡Cuántas situaciones de enredo experimentamos en nuestra experiencia cotidiana!”, agregó.
“El Señor habitualmente nos llama a partir de estas mismas situaciones. Muchas veces se espera una visión especial para que Jesús nos muestre su voluntad; en otros casos se anhela un milagro indiscutible. Puede darse. Sin embargo, habitualmente Dios nos habla en las mismas experiencias de nuestra vida cotidiana, en las redes de lo habitual de nuestra existencia. Allí, en las buenas, y en las malas, nos muestra su voluntad y nos estimula a dar una verdadera respuesta”, enfatizó.
Entonces, monseñor Mestre animó a pensar “¿Cómo busco la voluntad de Dios? ¿Dónde encuentro la voluntad de Dios? ¿Cuáles son las 'redes' de mi vida hoy? ¿En qué cosas ando “enredado”? ¿Dónde me está hablando el Señor en este momento de mi vida para poder descubrir su proyecto y poder seguirlo”.
Esperando que reaccionemos inmediatamente
“Nos dice el texto que la respuesta de los discípulos se da ‘inmediatamente’. Es el adverbio griego euthis que se puede traducir de varias maneras: al momento, presurosos, en seguida, al instante, con prontitud, raudamente, en ese preciso momento, inmediatamente... Así debe ser nuestra respuesta”, aseguró el arzobispo platense, quien aclaró que “no podemos demorarnos cuando vemos lo que Dios nos muestra como su voluntad”.
“Como María que ‘parte sin demora’ a acompañar a su prima Isabel en las montañas de Judá. Como dice el refrán popular: No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy. Así debe ser nuestra respuesta. Ser dueños de nuestro tiempo presente y convertirnos, cambiar, potenciar, modificar, mejorar todo lo que el Señor nos vaya mostrando como llamado vocacional en las circunstancias concretas y cotidianas de la vida. Y ahí, responder a Dios de forma inmediata”, subrayó.
Por último, monseñor Mestre llamó a preguntarse: “¿Soy presuroso en mi respuesta a Dios? Cuando percibo de parte de Dios que tengo que hacer o decir algo: ¿Lo hago inmediatamente? ¿Soy perezoso? ¿Demoro mis respuestas? ¿Cultivo el imperio de la voluntad en mi vida para hacer rápidamente lo que Dios me pide?¿Qué tendré que hacer 'inmediatamente', según Jesús, en este momento de mi vida?”.
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