Monseñor José María Baliña fue ordenado obispo el sábado 28 de febrero. El sacerdote porteño recibió la ordenación de manos del arzobispo de Buenos AIres, cardenal Mario Poli, y de los obispos de San Isidro y de Jujuy. En su primer mensaje a la comunidad, invitó a vivir en la acción de gracias y recurrir frecuentemente a Jesús eucarístico.
Monseñor José María Baliña fue ordenado obispo el sábado 28 de diciembre, en una celebración eucarística que tuvo lugar en la catedral metropolitana. El sacerdote porteño recibió la ordenación de manos del arzobispo, cardenal Mario Aurelio Poli, y de los obispos coconsagrantes Oscar Vicente Ojea, de San Isidro, y César Daniel Fernández, de Jujuy.
La misa de ordenación episcopal fue acompañada por una gran cantidad de obispos y sacerdotes del clero porteño y de otros presbiterios, así como también fieles de las parroquias por las que pasó el padre Baliña. También estuvieron presentes los amigos y la numerosa familia del prelado.
El cardenal Poli presidió la celebración y tuvo a su cargo la homilía de la misa de ordenación. El evangelio leído fue el del Buen Pastor que da la vida por su rebaño. El purpurado agradeció a monseñor Baliña por haber aceptado el nuevo encargo y reflexionó sobre la misión del obispo, que debe “apacentar” a las ovejas.
El arzobispo de Buenos Aires invitó al nuevo obispo a imitar el modo de apacentar del Buen Pastor, a tener la misma sensibilidad que Jesús inculcó a sus discípulos durante su ministerio público.
“Si la Iglesia hoy nos pide que nos revistamos de la compasión de Cristo, es para imitar el modo de acercarse al dolor de cada hombre y mujer que sufre, para tocar sus llagas y buscar a las ovejas que hoy todavía no son de este redil”, dijo el cardenal.
El arzobispo aseguró que los fieles tienen derecho a ver en su obispo el rostro de Jesús, que vive la compasión con los afligidos. “También el rostro lleno de perseverancia de quien es perseguido a causa del evangelio”, agregó.
“Querido José María, reparo en este sentimiento del Señor Jesús, pastor de pastores, porque es lo que da sentido a toda nuestra actividad pastoral. La compasión, que viene de la mano de la misericordia, y la ternura embellecen nuestro ministerio y lo hacen más profundo. Sin ellas, nuestro servicio se hace una estéril gestión. Lo nuestro es un oficio, pero un oficio compasivo”, subrayó el arzobispo.
“¿De qué otro modo podemos ver nuestra ciudad y a su gente, si no con la mirada comprensiva y compasiva por las miserias del alma y del cuerpo?”, preguntó el purpurado. “Tu elección como obispo –añadió- viene en nuestra ayuda para buscar en nuestras calles al Dios escondido, que se esconde en tantos rostros que lo buscan con sincero corazón”.
El cardenal Poli lo invitó a mirar la ciudad “desde una mirada contemplativa” para descubrir la presencia del Señor y la búsqueda sincera de personas y grupos que buscan a Dios en sus vidas.
“José María, te invito a que te sumes con tu rica experiencia de párroco a esta misión que el mismo papa Francisco lo llama el testimonio paciente de Dios que quiere llevar cada realidad y todo hombre al Padre. Para él, esta misión es lo que el Amor no puede callar. Te persuado a que, sirviendo a Cristo que vive en la ciudad, digamos con frecuencia su Palabra «Tengo compasión de la muchedumbre». Que su evangelio de vida sea nuestra fortaleza y entusiasmo para anunciarlo”, le dijo el arzobispo.
Finalmente, el expárroco de San Isidro Labrador, en el barrio porteño de Saavedra, fue invitado a “no perder la mano” y seguir cultivando muchas vocaciones para la Iglesia en Buenos Aires.
Acción de gracias del nuevo obispo
El flamante obispo dirigió unas palabras al final de la celebración y decidió dar cinco abrazos en agradecimiento a todas las personas que lo acompañaron en su ministerio. El primero fue a un miembro de su familia, que definió como “la primera Iglesia que conocí”; el segundo abrazo fue a un dirigente scout; el tercero, a un monje benedictino; el cuarto, a una niña de un grupo misionero, y finalmente dio el quinto abrazo a un sacerdote, para agradecer a las fraternidades sacerdotales.
“Demos gracias Dios porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Quiero agradecer al Padre, que fui conociendo en la naturaleza, en las montañas, en los ríos, en el campo. Me costó bastante: siempre fui muy cuestionador. Gracias a Jesús, que pude conocer por su Encarnación al Padre. Gracias al Espíritu Santo, que está vivo en la Iglesia. Gracias a la Iglesia y al Papa, que le gusta sorprendernos”, dijo el prelado.
“Gracias al cardenal, al nuncio y a los obispos. ¡Hoy empiezo el colegio, el primer día!”, bromeó, en referencia al colegio episcopal que ahora integra. “Gracias a la primera Iglesia que conocí, en la que éramos nada más que diez: papá, mamá y los ocho hermanos”, añadió.
El obispo auxiliar agradeció a su familia, a todos los jóvenes que entregan su tiempo en los grupos y movimientos eclesiales; a los contemplativos, especialmente a aquellos monjes del monasterio benedictino de Los Toldos, “que rezan y hacen presente el amor de Jesús en la comunidad”; a los feligreses, de quienes aprendió tanto en su vida, y a los sacerdotes, a quienes elogió por su virtud y a quienes prometió acompañar desde ahora como obispo.
Obispos presente
Además de los consagrantes, estuvieron el nuncio apostólico, monseñor Emil Paul Tscherrig; los obispos auxiliares de Buenos Aires, monseñores Joaquín Sucunza, Enrique Eguía Seguí, Ernesto Giobando SJ y Alejandro Giorgi; el obispo de San Martín, monseñor Guillermo Rodríguez-Melgarejo; los obispos auxiliares de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Vázquez y monseñor Jorge Torres Carbonell, y el obispo auxiliar de San Isidro, monseñor Martín Fassi.
Concelebraron también el arzobispo emérito de Rosario, monseñor José Luis Mollaghan; el obispo de Santa Rosa, monseñor Raúl Martín; el obispo de Rafaela, monseñor Luis Alberto Fernández; el obispo de Azul, monseñor Hugo Manuel Salaberry SJ; el obispo de Gualeguaychú, monseñor Jorge Lozano, y el obispo auxiliar de Santiago del Estero, monseñor Ariel Torrado Mosconi.
Completan la nómina episcopal monseñor Hugo Nicolás Barbaro, obispo de San Roque de Presidencia Roque Sáenz Peña; el obispo de San Rafael, monseñor Eduardo María Taussig; el arzobispo emérito de Mercedes-Luján; monseñor Héctor Rubén Di Monte; el obispo de Cruz del Eje, monseñor Santiago Olivera; el arzobispo rector de la UCA, monseñor Víctor Fernández; el obispo de Nueve de Julio, monseñor Martín de Elizalde OSB; el obispo emérito de Quilmes, monseñor Luis Stöckler, y el obispo emérito de San Isidro, Jorge Casaretto.
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