El noveno aniversario de la elección del Papa Francisco y el recuerdo del obispo Fernando Maletti recientemente fallecido, son los temas que ocupan a Monseñor Jorge Eduardo Lozano en su reflexión semanal. Agradeciendo a Dios por su ministerio, el prelado destaca del Pontífice sus gestos y enseñanzas, capaces de alcanzar a todos y que para algunos se iniciaron al escoger su nombre: Francisco.
Sencillez y fuerza
Trayendo a la memoria el momento de la elección del obispo de Roma y la expectativa ante la fumata blanca, el secretario general del Celam resalta de estos nueve años de pontificado, su capacidad para impactar desde la sencillez.
Abrazar un enfermo, un adicto, visitar un preso para lavarle los pies, su cercanía a los migrantes y refugiados, la presencia en la embajada de Rusia para pedir la paz y el convertirse en ejemplo, haciendo presencia en las periferias geográficas y existenciales, son los gestos que representan al Papa que todos entienden, porque se comunica en el lenguaje de la gente, superando incluso los límites ideológicos y confesionales que intentan ordenar el mundo.
La realidad, fuente de enseñanza
Para Monseñor Lozano a estas actitudes se agrega la riqueza de su Magisterio expuesto con amplitud en bulas, cartas encíclicas, exhortaciones, cartas y constituciones apostólicas que hacen explícito su deseo de mantener el ideal inicial de su elección; trabajar por una Iglesia sinodal y en salida, pobre para los pobres, centrada en la misión y dispuesta a la reflexión sobre temas de vital importancia para el mundo contemporáneo, como el cuidado de la casa común y la fraternidad universal, entre otros.
Haciendo énfasis en que el Papa Francisco no habla de la guerra o los pobres como “un tema” abstracto, el arzobispo de San juan de Cuyo enumera algunos momentos claves de su pontificado como el Encuentro Mundial de Movimientos Populares efectuado el 28 de octubre de 2014, en donde habló de la imperiosa necesidad de acceder a la Tierra, el Techo y el Trabajo, las conocidas “3 T” de Francisco, que son anhelos concretos para cualquier hombre o mujer y derechos sagrados para las comunidades; una aplicación concreta de la Doctrina Social de la Iglesia y del carácter cercano del Papa con los dolores de la gente.
Un testimonio
Hablando desde lo personal Monseñor Lozano cuenta que cuando ha tenido la oportunidad de encontrarse con él en forma presencial ya sea desde lo grupal o individual le impacta su mirada profunda, sus comentarios evangélicos que emanan pasión por Jesús y por su pueblo. “Cuando voy en camino a esos encuentros, me imagino con qué va a sorprenderme esta vez: gesto, palabra, misión, análisis, preocupaciones inminentes globales, personales, comunitarias… todo amasado en la esperanza,” afirma.
Suficientes motivos para que el arzobispo argentino abogue desde la oración por su ministerio como Papa confiando en que tengamos un corazón dócil, capaz de experimentar la gratitud necesaria para reconocer el bien que otros hacen por nosotros.
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La partida de un hermano
Pasando a otros temas de la actualidad de la Iglesia en Argentina, Monseñor Lozano se refirió al reciente fallecimiento de Monseñor Fernando Maletti acaecido este 8 de marzo.
Al respecto se unió a las palabras de gratitud de otros consagrados argentinos como el padre Pepe Di Paola que lo recordó como un hombre que acompañaba y se alejaba de su dignidad para estar cerca de aquellos a los que la Iglesia le había confiado o el presidente de la Conferencia Episcopal argentina Monseñor Oscar Ojea, quien no dudó en decir que fue el obispo más querido del episcopado argentino.
Ante esta lamentable situación Monseñor Lozano recordó lo importante que fue conocerlo y compartir con él; “Fernando: Voy a extrañar tus palabras de aliento, tu mirada siempre positiva, alentadora respecto del futuro. Quisiera parecerme a vos en tu cercanía con todos y tu vida entregada. Un abrazo, querido hermano”.
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