"El cristiano es el que se encuentra con la persona de Cristo, no con una doctrina", aseguró el obispo de Río Gallegos. "La verdadera seguridad la encontremos en el corazón y no en normas externas".
El obispo de Río Gallegos, monseñor Jorge Ignacio García Cuerva, invitó a reflexionar -en la Eucaristía del domingo 6º del tiempo ordinario- sobre las palabras de Jesús, cuando remarca “todo lo que se dice de más, viene del maligno”, porque “todo lo que se dice de más no es de Dios”.
“Parecería que Jesús nos conoce y sabe cuántas veces hablando de más nos lastimamos, cuántas veces hablando de más destruimos al otro, cuántas veces haciendo comentarios herimos más que un arma”, manifestó el prelado, quien aseguró que “con la palabra podemos destruir”.
En ese sentido, invitó a reflexionar sobre las veces que hablamos de más: “Con qué facilidad nos metemos en la vida de todo el mundo, condenamos, juzgamos, señalamos. Con qué rapidez queremos darle lecciones de vida a los demás. Cuantas veces a espaldas de otros nos hemos reunido y les hemos sacado el cuero”.
Para evitar esto, invitó a que “quizás el compromiso de esta semana sea hablar un poco menos, y mucho sea dejar de hablar mal de los demás, dejar de criticar, dejar de cuerear”.
Yendo al principio del Evangelio, cuando Jesús dice: “Si la justicia de ustedes no es mayor que la de los escribas y fariseos”, detalló que Jesús quiere advertirnos “sobre el peligro del legalismo, y que el conocer toda la ley y los preceptos no nos da garantía de ser buena gente”.
“Cuidado, porque la doctrina no enamora, el que enamora es Cristo”, advirtió. “Jesús lo que viene es a profundizar y a advertirnos que tan solo con el cumplimiento de la ley no alcanza”, añadió.
Monseñor García Cuerva luego expresó que, “en general, quienes están muy adheridos al cumplimiento de la ley tienen como una armadura exterior que les da seguridad. Cuando hay demasiada inseguridad interna, se busca una seguridad externa, se busca la fortaleza del legalismo”.
En cambio, detalló que “cuando tengo una seguridad interna me puedo permitir ser libre hacia afuera; cuando tengo claro que es lo esencial, puedo decir con san Agustín ‘ama y haz lo que quieras’, porque sé cuál es el sentido profundo y verdadero de la ley: el cumplimiento del amor de Jesús”.
“El cristiano es el que se encuentra con la persona de Cristo, no con una doctrina. Pidamos al Señor que nos dé esa fortaleza interior que solo nos da el encuentro con Él, para permitirnos ser libres hacia afuera. Que la verdadera seguridad la encontremos en el corazón y no en normas externas”, concluyó.+
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