El obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia, presidió la misa del retiro diocesano de catequistas que se realizó el 3 de marzo. El prelado recordó que “Dios está vivo en las familias, a pesar de que muchos quieren atentar contra la vida de la familia, contra la vida del derecho natural, del derecho a nacer y con tantas otras cosas se van organizando para que la opinión parezca de ‘la mayoría’”.
“Como Iglesia diocesana tenemos que dar testimonio de que Dios está vivo y no está muerto”, señaló el obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia, en el retiro diocesano de catequistas. “Vivo en el corazón de cada uno. Vivo en las familias, a pesar de que muchos quieren atentar contra la vida de la familia, contra la vida del derecho natural, del derecho a nacer y con tantas otras cosas que los ‘iluminados’ -o los que hacen lobbies- se van organizando para que la opinión parezca de ‘la mayoría’”, explicó.
“La suma de opiniones no siempre constituye la verdad. No lo decimos solamente porque somos creyentes, cristianos o católicos, sino porque también creemos en la vida humana y que el derecho a nacer lo tiene el otro que ya existe y nosotros no tenemos autoridad a decidir sobre su existencia”, aseveró el obispo en la homilía de la misa que se celebró durante el encuentro de catequistas el sábado 3 de marzo en el colegio María Auxiliadora, de Avellaneda.
Convencidos de que “Cristo es lo mejor que nos pudo pasar”
“Los catequistas tenemos que ser personas convencidas. Convencidas de que Jesucristo nos llama, que Él tiene autoridad y quiere que estemos con Él. Estar con Él significa no con una adhesión meramente circunstancial o un solo momento, un ‘tiempito’ o cuando tengo ganas, no”, recordó monseñor Frassia y exclamó: “El cristiano, el catequista, tiene que ser una persona convencida de que Cristo es lo mejor que nos pudo pasar”.
Jugarse por Jesucristo
El obispo mencionó que “en muchas partes del mundo, por ser sacerdote, por ser religioso, por ser creyente, les quitan la vida, los matan. El martirio sigue siendo la alfombra, el piso, de nuestra Iglesia católica. Nosotros no hacemos demasiada propaganda con ello pero hay muchos testimonios, ¡grandes santos que se han jugado por Jesucristo y se siguen jugando! Nosotros también tenemos que jugarnos por Jesucristo”, invitó y llamó a “detectar, discernir, pensar ¿quiénes serían nuestros enemigos?, ¿quiénes serían aquellos que intentan separarnos del camino?, ¿quiénes serían aquellos que quieran acallar nuestra voz, perturbar la fuerza y quitarnos el entusiasmo?”.
Con el corazón enteramente entregado a Él
“El Señor nos llamó para que estemos con Él, no divididos”, señaló el prelado. “No nos quiere divididos. No nos quiere dobles ¡Nos quiere íntegros!”, exclamó.
“Jesús está en el altar, Jesús está en la Eucaristía, está presente en el corazón de cada uno de nosotros, Jesús es Dios, Hijo de Dios y de la Virgen; está presente y nos acompaña siempre ¿qué otra revelación queremos?, ¿qué otra explicación se nos tiene que dar? ¡Ya está! Pues sigámoslo. Amémoslo con todo nuestro corazón, con toda nuestra vida”, concluyó.
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