El obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Frassia, bendijo la capilla Beato Monseñor Oscar Romero, en la Isla Maciel, donde destacó la figura de el arzobispo salvadoreño que fue “testigo de la fe, que dio la vida por amor a Dios, a la Iglesia y a sus pobres”. “Que el beato monseñor Romero nos entusiasme ¿saben para qué?, para seguir creciendo, para seguir amando y para seguir dando testimonio con la propia vida”, sostuvo.
El obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Frassia, bendijo la capilla Beato Monseñor Oscar Romero, en la Isla Maciel, donde destacó la figura de el arzobispo salvadoreño que fue “testigo de la fe, que dio la vida por amor a Dios, a la Iglesia y a sus pobres”.
El prelado recordó que “el perdón siempre debe hacerse con justicia ¡nunca sin justicia!” y diferenció: “Una cosa es el perdón desde adentro -que es un don de Dios- y otra cosa es quitar la justicia”.
“Se dice que ‘una justicia sin misericordia es una crueldad y una misericordia sin justicia es una disolución’ ¡son muy importantes estas dos realidades! Pero no hay que tener miedo porque Cristo perdona a todos”, sostuvo.
Tras afirmar que se venera al beato Oscar Romero porque, como tanta otra gente, “ha seguido a Cristo”, instó a todos los cristianos a dar ese compromiso “aprendiendo a vivir en esa escucha atenta y en esa fidelidad de respuesta; como decía monseñor (Enrique) Angelelli: ‘con un oído en el pueblo y otro en el Evangelio’”.
“Siempre tenemos que escuchar y recordar que a los pobres no se los puede tratar ‘en serie’; cada uno es una originalidad propia, cada uno es una persona y un misterio. ¡Qué importante es aprender a amar al pobre, en sus distintas realidades y circunstancias!”, aseveró.
Monseñor Frassia invitó a pedirle al Señor, a través de este “ejemplo sublime, superior, de monseñor Romero -como decía muy bien el papa Francisco ‘nadie elige el martirio, te lo da, te lo ofrece y vos fuiste llevándolo y asumiéndolo’- que cada uno de nosotros tiene que ir viviendo testimonialmente en la vida”.
“Quiero pedirle hoy a Dios, a través de Jesucristo y de monseñor Romero, que nos de la capacidad de descubrimiento del Evangelio, de la Iglesia --que no son los hombres, la Iglesia es el misterio de Cristo, habrá hombres hijos de la Iglesia que se pueden equivocar o se equivocan fiero, también quizás nosotros nos podemos equivocar fieramente—pero sí tener amor a la Iglesia, amor a Cristo, amor al Evangelio y amor a los pobres, nuestros hermanos”, agregó.
“Que el beato monseñor Romero nos entusiasme ¿saben para qué?, para seguir creciendo, para seguir amando y para seguir dando testimonio con la propia vida. Las cosas duelen pero hay que ‘hacerlas carne’, hay que interiorizarlas, llevarlas al corazón, iluminarlas con la inteligencia y poner toda la vida, la voluntad, para que podamos seguir amando a nuestros hermanos, en especial los más pobres. Que el beato monseñor Romero nos ayude a dar testimonio de nuestra vida, con la fe que tenemos que vivir”, concluyó.+
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