Al compartir con la comunidad diocesana sus reflexiones sobre el Evangelio dominical, el obispo de Avellaneda-Lanús, Mons. Rubén Frassia, dijo que al estar nosotros bautizados, somos otros Cristos, somos cristianos, llevamos su Nombre, llevamos su sello.
Al compartir con la comunidad diocesana sus reflexiones sobre el Evangelio dominical, el obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia, dijo que al estar nosotros bautizados, somos otros Cristos, somos cristianos, llevamos su Nombre, llevamos su sello.
El prelado prosiguió reflexionando sobre el bautismo que predicaba y hacía Juan. “Era –explicó- un bautismo de penitencia, de perdón, de arrepentimiento. Jesús no tenía pecado, pero sabemos que se hizo en todo semejante al hombre menos en el pecado en todas sus características: Jesús comía, transpiraba, miraba, dormía, jugaba, estaba con su familia; por lo tanto esas características secundarias son inherentes y propias de la humanidad.
El Bautismo de Jesús –continuó monseñor Frassia- ya no es que Dios está presente, sino que en Él permanece Dios, porque es Dios. Y la voz del Padre -“este es mi Hijo muy amado, mi predilecto, escúchenlo”- nos dice que Jesús es el indicado, el sugerido, el enviado, el Mesías, el Ungido, el que viene a salvarnos a nosotros y a toda la humanidad.
“Estamos bautizados, somos otros Cristos, somos cristianos, llevamos su Nombre llevamos su sello; el bautizado es como Él: sacerdote, profeta y rey. Profeta es el que anuncia la Palabra de Dios; Sacerdote es el que une entre Dios y los hombres y Rey es el que es libre y que no está sometido a la esclavitud de ningún pecado.
El obispo de Avellaneda-Lanús concluyó: “Que también el Bautismo de Jesús entre en nuestro bautismo. Que lo vivamos de convicción, no sólo de emoción. Que no lo dejemos en un pasado y que crezca la fuerza del bautismo en cada uno de nosotros, según las etapas de nuestra vida. Valoremos nuestro bautismo que está unido al Bautismo de Jesús”.
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