En una reflexión con motivo del Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, el obispo de Río Gallegos, monseñor Miguel Ángel D’Annibale, aseguró que “es momento de asumir que a cada parte de la sociedad le corresponde un lugar en la acción contra este problema y no pueden quedar impasibles frente a este flagelo, principalmente quienes se desempeñan en las áreas de seguridad, en los ámbitos de la justicia y de la salud” y reclamó “no criminalizar a los adictos”.
El obispo de Río Gallegos, monseñor Miguel Ángel D’Annibale, recordó que “el papa Francisco, cuando era arzobispo de Buenos Aires se animó a decir que: ‘como sociedad muchas veces anulamos a las víctimas de las drogas y las hacemos sobrantes’. Por eso es que desde la Pastoral Nacional sobre Drogadependencia se nos viene pidiendo que no criminalicemos a los adictos”.
“Es momento de asumir que a cada parte de la sociedad le corresponde un lugar en la acción contra este problema y no pueden quedar impasibles frente a este flagelo, principalmente quienes se desempeñan en las áreas de seguridad, en los ámbitos de la justicia y de la salud”, aseguró y agregó: “a ellos y a nosotros nos queda una tarea más importante que es la de poder recibir y mirar a los sufrientes, como hizo Jesús con aquella mujer a quien nadie veía ni descubría, a quien todos evitaban e ignoraban, pero que para Él no pasó desapercibida”.
En una reflexión con motivo del Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, que Naciones Unidas dispuso para el 26 de junio, el prelado señaló que San Juan Pablo II advertía que la causa principal del uso indebido de las drogas es: “la falta de claras y convincentes motivaciones de vida, la falta de puntos de referencia, el vacío de los valores, la convicción de que nada tiene sentido y que, por tanto, no vale la pena vivir, el sentimiento trágico y desolador de ser viajantes desconocidos en un universo absurdo, que puede empujar a algunos a la búsqueda de huidas, exasperadas y desesperadas”.
“Una segunda causa es la búsqueda de paraísos artificiales en los diversos tipos de droga a causa de estructuras sociales deficientes e insatisfactorias”, añadió.
Monseñor D’Annibale sostuvo que “como cristianos tenemos la tarea de hacernos cargo de esta realidad, de animarnos a luchar por la vida y no dejar que nadie se sienta sobrante, de mostrar con nuestro testimonio a Jesús que sale al encuentro de todo aquel que necesite encontrarlo, para que no tenga que recurrir a salidas efímeras sino que pueda encontrar en Él su verdadero y profundo sentido en la vida”.
Animó también a vaciarse de “prejuicios y adentrarnos en el desafió del acompañamiento cuerpo a cuerpo a quienes sufren las adicciones y a los que están en mayor situación de vulnerabilidad frente a ellas, compartiendo y descubriendo juntos que Jesús Resucitado es el fin de la persona, de su destino y la razón de todas sus esperanzas, el redescubrimiento de su propia dignidad, ayudándole a que haga resucitar y crecer las voluntades y las fuerzas que las drogas pudieran haber sepultado”.
Por último, monseñor D’Annibale llamó a rezar “intensamente por todos, pensando especialmente en cada uno de los nombres y las caras que invaden en este momento nuestro corazón y sabemos que están sufriendo. Y también recemos a Jesús para que nos ayude a confiar y creer que como Iglesia presente en Santa Cruz y Tierra del Fuego podemos asumir el desafió de acompañar a nuestros hermanos que más sufren”.
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