El obispo de Añatuya expone que, próxima a la canonización, María Antonia de San José "nos vuelve a interpelar" con su modelo de camino de fe, "nos inspira e intercede".
El obispo de Añatuya, monseñor José Luis Corral SVD, compartió este lunes “cinco razones para poner la mirada en Mama Antula”.
En su mensaje, el prelado expone que, próxima a la canonización, María Antonia de San José “nos vuelve a interpelar”, porque es “un modelo del camino de fe que abraza los sueños grandes sin descuidar los pequeños detalles en cada paso, reconociendo la presencia activa de Dios en todo”.
Además, Mama Antula “testimonia un andar fructífero que lleva hacia donde el Amor la guía, hasta donde Dios aún no es conocido, respondiendo a las necesidades vitales de fraternidad y cercanía”.
Monseñor Corral señala que la futura santa enseña a salir de uno mismo con rapidez y determinación para encontrarse con los demás y servir con amor: “Nos recuerda detenernos en el camino para atender a aquellos que quedan en los márgenes, proclamar la Buena Nueva e invitar a otros a unirse a la caravana que sigue el estandarte de Jesucristo Siervo y Rey”.
“Con su vida -indica- muestra el camino hacia la plenitud del Amor, buscando en todo la mayor gloria de Dios y el bien de la comunidad”.
Haciendo referencia a Mama Antula como “mujer que sabe hacer del dolor una flor”, el obispo destaca su camino de discipulado misionero: “Tras la expulsión de los jesuitas no se queda rumiando su tristeza y lamentando su ausencia, sale de aquel dolor dando cauce a un deseo ardiente de proseguir la obra por ellos iniciada”.
Sobre ese entusiasmo apostólico, explica que debajo de su frágil apariencia hay un corazón enamorado de apóstol que nada ni nadie lo detiene. “No se anuncia a sí misma, quiere trasparentar a Jesucristo y asume la pobreza como estilo de vida”, expone.
Su modo era el despojamiento, el desprendimiento y la renuncia para mostrar que la riqueza y el tesoro es el Amor de Dios, porque quien lo tiene nada le falta. Maltratada y despreciada, objeto de desconfianzas, burlas y rumores, no se deja derrumbar por ello como tampoco se envanecía o se “las creía” cuando la aplaudían y ante el reconocimiento.
“Todo lo vivió desde la simplicidad y con gran libertad interior. La oración, la Palabra de Dios y la Eucaristía eran su pulmón para respirar hondo, su lámpara para iluminar sus pasos y su mesa para nutrirse del Pan de Vida que sana, alienta y sostiene”, destaca el obispo de Añatuya.
Monseñor Corral aclara que Mama Antula “no fue una feminista en el sentido contemporáneo del término, pero sí tuvo que abrirse camino en un mundo donde el prestigio, la identidad y el lugar se alcanzaba por la pertenencia o referencia a un hombre".
“Mama Antula utiliza las estrategias ‘femeninas’ de la cooperación, de la complementariedad, desde el silencio humilde que deja hablar a la verdad, desde la audacia y astucia, con firmeza y con delicadeza”, sostiene.
Mujer santa que nos inspira e intercede
Para concluir, el prelado detalla que María Antonia de San José no caminó entre nubes de algodón o sendas de rosas, sino que caminó y pisó el suelo crudo y duro de la realidad, entre espinas y piedras, “y con los pies bien firmes en la tierra nos mostró el Reino de los Cielos presente entre nosotros”.
Por eso, expresa su deseo de que ella, que sumó a otras compañeras y aliados en su obra, “nos enseñe a caminar juntos como comunidad sin caer en el aislamiento, ni el individualismo o la división”.
“Y ella que supo conmoverse e inclinarse ante los más pobres nos inspire gestos de misericordia para detenernos junto a los quedan al margen de los caminos y desposeídos de oportunidades”, concluye.
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