El arzobispo de Mendoza destacó que entre todos, con sabiduría y discernimiento espiritual, resolvieron aquella discrepancia primera sobre la incorporación de los nuevos creyentes en Cristo.
El arzobispo de Mendoza, monseñor Marcelo Daniel Colombo, presidió la Eucaristía dominical desde la parroquia Santa María Goretti, de la ciudad mendocina de Luján de Cuyo, donde señaló que las últimas lecturas conducen a un conocimiento más completo de cómo el Señor fue animando la vida de la Iglesia.
“Podemos tener a través de esos trazos tan delicados, tan periodísticos, de Lucas, lo que fue aconteciendo en las primeras comunidades cristianas”, puntualizó, y señaló las primeras grandes tensiones del ministerio apostólico.
El arzobispo mendocino explicó como, en clima de esa sinodalidad hoy tan presente en la Iglesia, Pablo y Bernabé resolvieron aquella discrepancia sobre la incorporación de los nuevos creyentes en Cristo.
“Entre todos, con mucha sabiduría, discernimiento espiritual y sobre todo sentido común, se animaron a dar pasos para ser muy claros y evitar cualquier forma de rigidez que dejara a los nuevos creyentes afuera y, a la vez, cualquier modo de escandalizar a los que ya participaban de la vida de la Iglesia provenientes del judaísmo”, explicó.
“Con ese fundamento fueron dando pasos para organizar las primeras disposiciones pastorales, para que el Bautismo fuera central en la vida de fe de los cristianos y, a la vez, se respetaran las tradiciones religiosas que habían honrado la memoria de los mayores, de estos creyentes provenientes del judaísmo”, agregó.
Monseñor Colombo destacó que “es hermoso, que el Libro de los Hechos, con esa pluma tan hermosa también de Lucas, no deje afuera esas tensiones, sino que las haga conocer para que descubramos que el conflicto, que los pareceres distintos, que la necesidad de clarificarlos y de confrontarnos sanamente forma parte del ADN de la Iglesia, guiados por el Espíritu Santo y sostenidos sobre la caridad, el amor de Cristo”.
“De eso nos habla el Evangelio. ‘Si creen en mí, si ustedes me quieren de verdad, guardarán mis Palabras. Y mi Padre y Yo vamos a venir a habitarlos, vamos a estar adentro de ustedes, en su vida, en sus corazones, en sus decisiones’”, profundizó: “Habitados por el misterio trinitario; porque también Jesús nos promete su Espíritu, seremos capaces de amar como Jesús nos amó. Queridos hermanos que esta Palabra de Dios ilumine nuestro camino y nos ayude a crecer bajo la mirada atenta del Señor”, concluyó.
Comentá la nota