"Cuánta ha sido la nobleza de nuestro corazón ante un Dios que nos reclamaba más, porque probablemente nuestra fe nunca había sido del todo fuerte o firme", preguntó el arzobispo de Mendoza.
El arzobispo de Mendoza, monseñor Marcelo Colombo, presidió la Eucaristía desde la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, en la localidad mendocina de Tres Esquinas, donde sintetizó el segundo domingo de Cuaresma como el el domingo de la entrega, el domingo del sacrificio.
Tras reflexionar sobre las lecturas del sacrificio de Abraham y la Transfiguración del Señor, planteó: “Muchas preguntas podemos hacernos acerca de nuestra propia capacidad de respuesta a Dios”.
“Muchas veces nos hemos sentido llamados por Dios a grandes sacrificios; naturalmente no el de sacrificar un hijo; pero muchas veces hemos tenido que responder desde la fe”, puntualizó y preguntó: “Cómo hemos sido a la hora de responder. Cuánta ha sido la nobleza de nuestro corazón ante un Dios que nos reclamaba más; ante un Dios que nos pedía más, porque probablemente nuestra fe nunca había sido del todo fuerte o firme”.
Bendición de frutos
El arzobispo mendocino también reflexionó sobre la bendición de los frutos y destacó: “Cuánta entrega, cuánto sudor, cuánto dolor, cuánto sacrificio de nuestras familias, de nuestras comunidades pobres, de nuestros productores y aún de los que tienen todavía que vender sus productos, muchas veces a precio duro, a precio difícil”.
“También hoy en esta entrega no solo evocamos a Abraham y a Isaac no solo valoramos la entrega de Jesús en la cruz por nuestro bien, para la gloria de Dios y nuestra salvación; sino que damos gracias a Dios por las primicias de la tierra donde no estuvo ausente la entrega del hombre, el sacrificio, el esfuerzo y el sudor de nuestras familias”, sostuvo.
“No son un sinsentido; no son un absurdo, son la entrega de nuestro pueblo para comer en tiempos de tanta pobreza. Estamos llamados también a no bajar los brazos y a seguir trabajando unos junto a otros por el bien de todos”, agregó.
Noventa años de la diócesis
Monseñor Colombo también se refirió a la fiesta diocesana “Juntos Caminamos, un encuentro de reflexión realizado el sábado 24 de febrero, en el que se dio gracias a Dios por los 90 años de la diócesis, en preparación para la gran misión de abril.
Y puntualizó que será una oportunidad para evocar “los 90 años en una gran misión en la ciudad de Mendoza y en una celebración eucarística de todas las parroquias”.
“En esa Juntos Caminamos también hicimos memoria de tantas entregas secretas, de tantos sacrificios de laicos y religiosos y sacerdotes por el bien de la evangelización”, valoró.
“Otra vez celebramos la entrega, otra vez damos gracias a Dios por haber dado cada uno de los protagonistas a su tiempo su propio don”, concluyó y recordó que la bendición de frutos “no es una celebración para la televisión, no es una celebración para solamente un momento de vernos las caras; es también el momento de reconocernos un pueblo peregrino en Mendoza que recoge los frutos del trabajo de tantos hermanos. Celebremos la obra de Dios, celebremos la entrega generosa de tantas familias, celebremos que hay dones para compartir y no dejemos de buscar que en esa entrega, todos tengan lo suyo”.
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