"Un nuevo comienzo institucional nos obliga a pedirle a Dios que ayude a las personas que tienen a su cargo una responsabilidad, para que el país pueda florecer", sugirió el arzobispo de Mendoza.
El arzobispo de Mendoza, monseñor Marcelo Colombo, celebró la Eucaristía desde la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe y San Juan Diego, de la localidad mendocina de Godoy Cruz, durante la que destacó la figura de Juan el Bautista, al asegurar que “él viene a recordar aquello de preparar el corazón, de alinear o alisar lo que está torcido, de aflojar con las complicaciones y conectar con lo central: Dios viene; es alguien muy importante. Ninguno de nosotros es tan importante como Él; preparémonos”.
“Por eso, él predica una conversión y, por eso, él pone un signo que es un bautismo con agua. No es el bautismo nuestro, pero es un bautismo que significa como una purificación. Él habla fuerte, él llama la atención sobre las costumbres, sobre el modo de vida; pero, sobre todo, él da el ejemplo, es un hombre sencillo, es un hombre simple, es un hombre que genera luz a su paso”, describió.
“Cuánta necesidad tenemos de este tipo de personas”, exclamó, y recordó que el papa san Pablo VI decía: “El mundo actual, más que maestros, necesita testigos; y, verdaderamente, Juan El Bautista era testigo de la llamada de Dios y, en su corazón, también él albergaba la espera del Salvador que estaba presente en medio de ellos, aunque todavía no había entrado en acción”, agregó.
Tras invitar a que en este tiempo de Adviento cada uno se deje “consolar por el Señor”, animó a “conectar con el Señor que viene: preparemos nuestro corazón”.
“En esta línea, queremos también pedir por nuestra patria. Un nuevo comienzo institucional nos obliga a poner confianza en las instituciones y a pedirle a Dios que ayude a las personas que tienen a su cargo una responsabilidad institucional, para que el país pueda florecer”, planteó.
“A veces nos desanimamos. Los sucesivos momentos difíciles nos pueden hacer pensar que nada va a cambiar, pero los cristianos somos personas de esperanza; y, a 40 años de la recuperación de la democracia, no podemos sino pedirle a Dios con fuerza: ‘Señor de la Historia, te necesitamos…”, concluyó, rezando la Oración por la Patria.
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