"No dejemos de hacer lugar en nuestro corazón a un poco de silencio, de austeridad, ni de esforzarnos para vivir más serenamente, más sencillamente, este tiempo", profundizó el arzobispo mendocino.
El arzobispo de Mendoza, monseñor Marcelo Colombo, celebró la Eucaristía desde la parroquia Nuestra Señora de la Carrodilla, en la localidad mendocina de Luján de Cuyo, donde recordó que, después de su Cuaresma de preparación en el desierto, Jesús inicia el camino del ministerio público, invitando a la conversión, a renovarse y a acoger el Reino de Dios.
“La Cuaresma es tiempo de conversión. La Cuaresma es tiempo de escuchar la llamada de Dios a nuestro corazón, para poder pegar la vuelta si estamos lejos; para poder descubrirnos amados y elegidos por Dios”, puntualizó durante la homilía.
El arzobispo mendocino invitó a vivir la Cuaresma con “un corazón grande, generoso”, y animó a fortalecer aquellos sectores de la vida de cada uno que “son flojos o endebles en nuestra alianza con Dios y que, sobre todo, no dejemos de transitar los días de desierto”.
“Es decir, no dejemos de hacer lugar en nuestro corazón a un poco de silencio, de austeridad y de poder, inclusive, esforzarnos para vivir más serenamente, más sencillamente, este tiempo de Cuaresma”, profundizó.
“Vivamos la Cuaresma, vivamos la alegría de nuestra fe, vivamos el llamamiento de Dios a la conversión y a la alianza”, concluyó.
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