Mons. Colombo: "Elegir al Señor en la dimensión de entrega generosa por amor a los hombres"

Mons. Colombo:

El arzobispo de Mendoza, en su homilía dominical, hizo hincapié en la libertad de los seres humanos a la hora de seguir a Jesús.

El arzobispo de Mendoza, monseñor Marcelo Daniel Colombo, se refirió en su homilía del último domingo, sexto del tiempo ordinario, a la libertad del hombre para seguir a Dios, a la actitud de servicio humilde por parte de los cristianos y a la revalorización de nuestra relación con los demás.

Respecto de la primera lectura, tomada del libro del Eclesiástico, el arzobispo indicó que nos invita “a tomar la decisión de seguir al Señor, de ir a su encuentro”. “El autor sagrado nos hace notar la importancia que tiene para el creyente la libertad, como punto de partida para la elección de Dios como Señor”, agregó.

Por otra parte, en relación con la carta de San Pablo a los Corintios, expresó que el Apóstol hace hincapié en “la centralidad de un Evangelio, el de Jesús, que tiene que ver con el misterio de la Cruz y una sabiduría que no puede ser asociada al discurso de los poderosos ni de los que hacen ostentación de palabrerías vanas”.

“San Pablo nos invita a ir al corazón de la elección cristiana, y nos propone entonces elegir al Señor en toda esa dimensión de entrega generosa por amor a los hombres”, añadió.

Sobre Evangelio, monseñor Colombo expresó que Jesús “nos hace notar, en primer lugar, la importancia de valorar nuestra relación con los demás como una relación de cuidado. Si el mandamiento del amor, en la vieja traducción de los mandamientos, tenía que ver con no matar, ahora se traduce también en el cuidado de nuestros juicios y nuestros modos de expresarnos sobre los demás: también es matar difamar; también es matar agredir, también es matar insolentarnos”.

“A veces se escucha hablar de la crueldad de las redes sociales, o de la crueldad de los medios, pero también de la crueldad de nuestros vínculos interpersonales, en los que a veces somos agresivos y en los que no reparamos en la dignidad del otro”, ilustró.

Luego, se refirió a la virtud de la pureza: “El Evangelio además continúa invitándonos a tener una mirada limpia sobre los otros. Si el Señor va al corazón de su juicio, explicándonos que también es adúltero el que mira al otro con una intención alejada de la dignidad del otro, cosificándolo, considerándolo un elemento de placer. ¡Cuánto más nos pide el Evangelio entonces de ser capaces de llenar nuestros vínculos de transparencia, y de una capacidad de ver a los otros como son: hijos de Dios y hermanos nuestros!”.

“Finalmente, Jesús apela también a una mirada muy dura sobre los vuelteros, sobre las personas ambiguas, sobre aquellas personas que pueden ser tibias a la hora de manifestarse. Nos pide veracidad, nos pide transparencia, nos pide frontalidad”, dijo.

Y para concluir, precisó: “Es un Evangelio, entonces, lleno de consejos, que significan de alguna manera una forma de afrontar la vida social sin la violencia, sin la ira, pero sobre todo armados de la transparencia y de la rectitud de intención; armados, en todo caso, con la veracidad de nuestros gestos y de nuestras palabras”

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