El arzobispo compartió sus sensaciones y lamentó que esta instancia sinodal esté atravesada por el dolor de la guerra. Expresó su cercanía por las dificultades económicas y la incertidumbre electoral.
El arzobispo de Mendoza y vicepresidente primero de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Marcelo Colombo, envió un mensaje a los delegados diocesanos para el Sínodo y a los participantes del Encuentro Continental en Brasilia desde Roma, donde participa de la asamblea sinodal junto con otros cuatro obispos argentinos: cardenal Ángel Rossi SJ (Córdoba), monseñor Oscar Ojea (San Isidro), monseñor Carlos Azpiroz Costa OP (Bahía Blanca) y monseñor Dante Braida (La Rioja).
“Queremos compartirles la alegría de una semana intensa, atravesada por el dolor de la guerra y la preocupación por las vidas humanas deterioradas, destruidas por la violencia de todo tipo”, expresó en un mensaje de audio.
El arzobispo mendocino afirmó que en esta semana se sintieron muy cercanos a la Argentina por “las dificultades atravesadas en el campo económico y las incertidumbres de este tiempo electoral”.
“Queridos amigos, todos, queremos testimoniar una semana llena de trabajos en relación a la ministerialidad de la Iglesia, el servicio que ella quiere prestar al pueblo de Dios; la participación de todos los bautizados en clave de corresponsabilidad y el deseo de ensanchar, efectivamente, la tienda en todos los aspectos”, puntualizó parafraseando el lema de la asamblea sinodal.
“La semana que concluye nos ha permitido trabajar en grupos, en círculos menores, y el lunes muy temprano vamos a arrancar con la Congregación General, donde estará las presentaciones de los círculos menores en torno a los temas considerados en la ficha B2 del instrumentum laboris y también escuchar las intervenciones libres”, adelantó.
Monseñor Colombo consideró “interesante” de esta asamblea sinodal la distribución por mesas redondas, la participación del Papa Francisco en todas las congregaciones generales y la participación “verdadera” de todos los presentes “en el sentido de diálogo activo y compromiso con la escucha de los hermanos”.
Asimismo, destacó que esta semana estuvo marcada por la oración en las catacumbas, para “recordar a aquellas primeras comunidades cristianas perseguidas, pero animadas por un espíritu apostólico intenso para ir más allá de esas persecuciones”.
“Les quiero hacer llegar un gran abrazo, mi deseo de que estén bien, y también un beso muy grande a todas las mamás de los grupos y de las comunidades donde ustedes están actuando. Que Dios los bendiga, un abrazo fuerte, fuerte”, concluyó.
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