El obispo visitó la cárcel de procesados y condenados varones, donde celebró la misa, recorrió el penal y dialogó con los internos. Recordó que "la alegría de la Navidad, llena de esperanza".
Monseñor Adolfo Canecín, miembro de la Comisión Episcopal de Pastoral Carcelaria, visitó el complejo penal 8, cárcel de procesados y condenados varones de Goya, donde celebró la misa con el personal que cumple funciones en ese centro de detención.
El obispo goyano recorrió los pabellones, diálogo y saludó a personas que se encuentran privadas de la libertad. Concelebró la Eucaristía el presbítero Diego Villalba, capellán del Servicio Penitenciario y estuvo acompañado por el diácono Armando Leguizamón de la Pastoral Carcelaria.
En la homilía, siguiendo el acontecimiento del Nacimiento del Niño Jesús, monseñor Canecín les habló de dejarse iluminar y sanar por la gracia que Dios dio en Belén; y animó a los internos a pensar en lo que Dios espera de cada uno. Por otra parte, les recordó la alegría de la Navidad, que llena de esperanza
“Dios se hace hombre para que el ser humano se haga hijo de Dios” señaló monseñor Canecin, destacando que “ese es el gran intercambio” porque, “Dios tenía la experiencia de ser Dios, no de ser hombre, fue un aprendizaje y así también nosotros tenemos que aprender en Él a ser hijos de Dios”.
Monseñor Canecín animó a “que cada uno aprendamos a ser hijos de Dios” y en esa línea recordó que “los bautizados somos cristianos y tenemos que tratar de reproducir a Jesucristo en nuestra manera de pensar, imaginar, escuchar, hablar, sentir y actuar. Si Jesús pasó la vida haciendo el bien, también nosotros estamos invitados a pasar en esta vida como pasó Él”.
“El hijo de Dios me amó y por mi nació”, continuó y alentó a que “cada ser humano, en estos días podamos mirar al Niño Jesús y dejarnos mirar por Él. Preguntarnos ¿quién soy yo para que el Hijo de Dios me haya amado y por mi haya nacido?”, planteó.
Finalmente resaltó que “El hijo de Dios nació por mi hermano y la fraternidad nace de esta experiencia. Todo ser humano fue amado por Dios y esto es la fraternidad, tengo que querer a mi hermano porque Dios lo quiere”.
“Que el Señor nos regale esta experiencia” concluyó monseñor Adolfo Canecin.
Como parte de la visita, monseñor Canecín recorrió los pabellones de la Unidad Penitenciaria 8, saludando a los internos y concluyó la visita con un diálogo con el director de la Unidad, alcaide Fernando Estigarribia.
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