“Que importante es tomar conciencia de que el consenso no hace a la verdad, sobre todo, en estas circunstancias que vivimos en nuestra Patria actualmente, en la que queremos ver si hay consenso o no para matar un inocente en el seno materno” advirtió el obispo de Goya, monseñor Adolfo Canecin. “La vida es sagrada desde el primer momento de la concepción”, sostuvo.
“Que importante es tomar conciencia de que el consenso no hace a la verdad, sobre todo, en estas circunstancias que vivimos en nuestra Patria actualmente, en la que queremos ver si hay consenso o no para matar un inocente en el seno materno” advirtió el obispo de Goya, monseñor Adolfo Canecin.
El prelado se refirió al debate sobre la posible despenalización del aborto durante una parte de la homilía que pronunció el domingo en la catedral Nuestra Señor del Rosario.
“El único dueño de la verdad es Dios y todos nosotros tenemos una parte de esa verdad, nunca toda la verdad, por eso, tenemos que ser humildes”, pidió, e instó a que “todos juntos busquemos la verdad, porque Jesucristo es el Señor: Él es la verdad sobre Dios, sobre la Iglesia y sobre la historia”.
“Así como la oración, el ayuno, la limosna y la caridad son el remedio para combatir el pecado, que es la causa y origen de todos los males, es bueno descubrir en esta Cuaresma la Ley de Dios, que debe estar escrita en el corazón de cada ser humano”, subrayó.
El obispo aseguró que “todo ser humano que obedece a la conciencia esta obedeciendo a Dios, porque, la conciencia es la voz de Dios y es ahí donde Jesucristo nos dice, en cada momento 'ámense como yo los he amado', porque, el amor es lo único que no hace daño, el amor cuida la naturaleza, nos cuida en sí mismo y cuida a los demás. El amor es la síntesis de la Ley de Dios”.
“Pareciera que como sociedad no estamos encontrando, desde hace mucho tiempo, ese camino”, dijo, y ejemplificó: “Hoy vemos la corrupción que hizo metástasis en el cuerpo social y en la humanidad”.
“No estamos encontrando el camino, ya sea para eliminar el delito, no estamos encontrando el camino para desterrar muchas cosas”, sostuvo.
En otra parte de su predicación expresó: “Si nosotros cumpliéramos el decálogo (haciendo referencia a los diez mandamientos de la Ley de Dios) no necesitaríamos de otras legislaciones. Todas las legislaciones estarían demás si vivimos el decálogo que son los diez mandamientos, si somos capaces de vivir el amor de Dios y, así el amor a nuestros hermanos”.
“Cuando uno vive el amor de Dios, sobrepasa todo lo que está legislado, lo que está escrito por los hombres, entonces, que lindo es descubrir el valor de la Ley de Dios”, destacó, e hizo referencia al salmo 19 que corresponde al tercer domingo cuaresmal: “Tu Palabra Señor, es la verdad y la luz de mis ojos”.
En este sentido, señaló que “la Ley del Señor es perfecta, reconforta el alma; el testimonio del Señor es verdadero, sabiduría del humilde” y añadió: “Los mandamientos del Señor son santos, permanecen para siempre; los juicios del Señor son la verdad y siempre justos”.
El obispo goyano indicó que “Jesús nos dice 'no hagan de la Casa de mi Padre una casa de comercio' y pareciera que hoy la búsqueda de la rentabilidad económica se convirtió en un gran Dios a quien se rinden pleitesías con tal de obtener dinero y se ven muchos males de nuestra época”.
“La vida es sagrada desde el primer momento de la concepción”, enfatizó, y se preguntó: “Cuándo hemos cumplido con el voto, ejerciendo nuestros derechos como ciudadanos, ¿aquellos candidatos nos dijeron que iban a votar a favor el aborto?”.
“Los legisladores representan al pueblo, pero en el fondo, son empleados del pueblo, son servidores del pueblo: ¿ellos nos dijeron que iban a votar?, ¿no será que nosotros, los ciudadanos, tenemos que preguntar algo más, cuando llega el momento de las elecciones? ¿Preguntamos que proponen los futuros legisladores?, porque, resulta que nosotros los votamos y después algunos de ellos terminan votando en contra de la vida. Terminan legislando en contra del ser humano, por eso, siempre es importante conocer para decidir y discernir para elegir. La vida tiene un valor en sí misma”, concluyó.
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