En una reflexión sobre el tiempo electoral, el obispo opina que hay que "apostar por la amistad social" y propone: "Volvamos al Evangelio, releamos las bienaventuranzas, recemos por nuestra patria".
El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Buenanueva, hizo una reflexión sobre el tiempo electoral, en la que consideró que “la Argentina necesita un cambio profundo en el alma de todos nosotros: necesitamos paz y perdonarnos, reconciliarnos y apostar por la amistad social”.
“No tenemos por qué pensar lo mismo, ni tener la misma interpretación de nuestra historia, ni compartir idénticas soluciones a los problemas comunes. Basta con que nos reconozcamos semejantes, hermanos e iguales. Y que ese reconocimiento modere de verdad nuestros debates”, aclaró, y profundizó: “No podemos darnos el lujo de seguir apostando a la polarización, pasando de la legítima crítica de las ideas al agravio de las personas”.
El prelado describió que se está viviendo “un arduo año electoral, una vez más, subordinado a los intereses de la política más que a las necesidades de los ciudadanos. No nos dejemos vencer por el enojo”, y recordó: “Los ciudadanos tenemos que pensar con lucidez qué decisiones tomar a la hora de elegir a quiénes encomendaremos la gestión de gobierno”.
“La Iglesia y sus pastores no debemos decir a quién votar o a quién no. Si lo hiciéramos, aún de manera velada, estaríamos cediendo a una forma de clericalismo que suscita fastidio y un legítimo rechazo, porque resulta invasivo de la conciencia. Lo que sí debemos hacer es ofrecer a todos la rica enseñanza de la doctrina social, para orientar nuestra conducta ciudadana”, diferenció.
Tras insistir en que “el voto es un acto eminentemente personal, fruto de un discernimiento cuidadoso a conciencia”, alentó a “pensar bien nuestra opción y a acudir a votar”.
Por otro lado, monseñor Buenanueva lamentó que cueste aceptar las opciones de los demás, por lo que propuso: “En vez de enojarnos y lanzar condenas, tenemos que tratar de comprender qué está pasando en los sentimientos, esperanzas y decepciones de nuestros semejantes”.
“¿No necesitamos dar un salto de calidad en este aspecto de nuestra cultura política?, preguntó, y profundizó: “La construcción del bien común es una tarea ardua. Lo será mucho más si no mejoramos en este sentido nuestra convivencia. Requiere liderazgos inspiradores, trabajo colectivo, paciencia y perseverancia. Para este esfuerzo común, hemos de apelar a los más hondos valores religiosos, espirituales y éticos de nuestro pueblo”.
El obispo consideró que tal vez fuera “útil” repasar las orientaciones que él mismo preparó en su momento para las elecciones de 2019, y recordó particularmente lo que decía allí sobre el valor de la democracia, para luego concluir: “Volvamos al Evangelio, releamos las bienaventuranzas, recemos por nuestra patria la Argentina y dispongámonos a cuidar entre todos el clima de convivencia ciudadana. La semilla ha sido sembrada, nos toca cuidar su crecimiento”.
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