El obispo de San Francisco relató sus vivencias al haber participado del IX Encuentro Nacional de Sacerdotes en Villa Cura Brochero, y las resumió así: "Dios ahí, sorprendentemente presente".
El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Buenanueva, relató sus vivencia tras haber participado del IX Encuentro Nacional de Sacerdotes, realizado recientemente en Villa Cura Brochero, donde se reunieron unos ochocientos curas argentinos, "siguiendo las huellas del santo Cura Brochero".
"Los temas presentados fueron muy buenos: uno mejor que otro. Me impactó, sobre todo, el ambiente. Ante todo, se respiraba clima de familia, de hermanos que vuelven a encontrarse. Pero, también, de honda vivencia religiosa: si ibas al santuario, siempre había algún cura -de sotana o de jean- rezando, confesándose o acompañando con un mate la rumia del Evangelio", contó en su reflexión semanal.
"¿No es esa precisamente la verdad del sacerdocio?", preguntó, y respondió: "Dios ahí, sorprendentemente presente, entremezclándose con nuestra humanidad para estar así en medio de todos".
El obispo destacó que los curas "celebramos los sacramentos que dan la vida de Cristo al pueblo, especialmente la Reconciliación y la Eucaristía; pero -como bien nos recordó el padre Pepe Vallarino- el primer sacramento que ofrecemos somos nosotros mismos: hombres frágiles, ungidos por el Espíritu", y subrayó el sentido del lema del encuentro: "Llevamos un tesoro en vasijas de barro".
"Una pequeña confesión: de cura joven, me incomodaba pensar de mí como instrumento en las manos de Dios; hoy, con más camino recorrido, sé que solo soy eso… y ese pensamiento me da mucha paz", reconoció.
"En estos días, experimenté la verdad de las palabras de Jesús: Él estuvo en medio, abriéndonos los ojos para ver; en esta Argentina por momentos tan sombría, sigue abriendo caminos de esperanza", concluyó.
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