El religioso italiano, que pasó más de dos años en poder de terroristas yihadistas, recuerda lo que supuso para él que estos le dejasen un pequeño transistor
Siempre se ha dicho que la radio es compañía. Pero en algunos casos es mucho más que eso: es compañía, es una voz amiga, es esperanza en medio del dolor y del sufrimiento. Que se lo digan, si no, al religioso italiano Pierluigi Maccalli, que pasó 752 secuestrado por yihadistas. Para él, la radio fue una voz amiga en la soledad del desierto.
El Padre Gigi, como le llamaban sus feligreses en Bomoanga, la localidad de Níger en la que ejercía la misión, fue secuestrado por un grupo islamista el 17 de septiembre de 2018. Los primeros seis meses los pasó aislado. Fue una época de gran soledad que se vio mitigada luego en parte con la llegada de otros dos secuestrados. “¿Era usted consciente de lo que estaba ocurriendo en el mundo?”, le preguntó la revista ECCLESIA, que lo entrevistó el pasado mes de octubre. “Del mundo exterior no teníamos noticias”, reconoce.
La historia de Pier Maccalli, el misionero que permaneció dos años secuestrado en África: "Somos presa fácil" https://t.co/WVulK5D3uK
— Ecclesia COPE (@ecclesiacope) August 9, 2021
El cautiverio se hizo menos duro el día en que pudo contar con una radio. “Le pedí a uno de los líderes [de los terroristas] llamado Abu Naser que me diera la pequeña radio que llevaba consigo cuando me visitaba cada mes. Al principio, me permitió escuchar los informativos de la radio en francés durante el tiempo que estaba con nosotros. Luego nos regaló una pequeña radio”.
Macalli recuerda perfectamente ese día. “Fue el 20 de mayo de 2020, y desde entonces escuchaba todos los días Radio France Internacional, la BBC y también Radio Vaticana”, explica.
El sacerdote recuperaría la libertad dos años y tres semanas después de ser apresado. El último día le dijo al tal Abu Naser: “Que Dios te dé a entender un día que todos somos hermanos”.
Galardonado con el I Premio Paulina Jaricot
Macalli tiene 61 años y pertenece a la Sociedad de Misiones Africanas. Veintitrés de ellos los ha pasado en la misión, sirviendo a los más pobres en Costa de Marfil y Níger.
El pasado 22 de octubre fue galardonado con el I Premio Paulina Jaricot que conceden las Obras Misionales Pontificias Españolas a quienes se han distinguido especialmente en el desempeño de la misión. Compartió el galardón con la religiosa colombiana Gloria Cecilia Narváez, que pasó también cinco años secuestrada en África por yihadistas.
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