Obispos de Merlo-Moreno, Gregorio de Laferrère, Morón y San Justo les recuerdan su compromiso: "El problema de nuestros hermanos es nuestro problema" porque, como dicen el Papa, "nadie se salva solo".
Los obispos que participaron de la Misión Interdiocesana llevaron un mensaje de esperanza a las barriadas populares que viven y sufren en los asentamientos linderos a la Ruta 1001 y, tras afirmar que "son familias que están sufriendo una crisis humanitaria total", les recordaron a los vecinos su compromiso: "El problema de nuestros hermanos es nuestro problema".
En mensaje se difundió tras la misión de noviembre y diciembre pasado organizada por Cáritas Argentina y la Familia Grande del Hogar de Cristo, a través de la Mesa de Integración de los Barrios Populares, junto con las diócesis de Merlo-Moreno, Gregorio de Laferrère, Morón y San Justo.
La movida misionera se realizó en el marco del camino que está realizando la Región Pastoral Buenos Aires, llevó por lema "Nadie de salva solo, hermanos todos" y fue definida por sus organizadores como "una experiencia de fraternidad, ternura apostólica, bautismos, misas, escucha".
"Las comunidades de las diócesis de San Justo, Gregorio de Laferrère, Merlo-Moreno y Morón decidimos hacer de esta misión el pesebre vivo de la Sagrada Familia. No como una conmemoración, sino como un hecho real. Porque el nacimiento de la vida en los barrios de la 1001 es el símbolo de esperanza en una de las zonas más castigadas. Es necesario mostrar que somos comunidad en los lugares que el mismo Dios eligió", subrayaron en su mensaje.
Los obispos participantes recordaron que su misión es buscar "el anuncio del mensaje de Jesús que viene a nosotros a darnos esperanza, mostrar que es necesario integrar estos barrios desde la mirada de hermanos, de convivir con ternura y misericordia, a los que están esperando cercanías".
"Acercarse es el primer paso, indispensable para soñar con que Dios ilumine el corazón de todas las personas que pueden hacer algo para dar los cambios necesarios e ir superando carencias", agregaron.
"El problema de nuestros hermanos es nuestro problema. Porque como dijo el papa Francisco, hoy más que nunca se hace evidente que todos 'estamos en la misma barca'. Decir que nadie se salva solo es saber que no es posible ser felices si sus compatriotas sufren. Todos merecemos la felicidad, y es imposible ser feliz en soledad", sostuvieron.
Rubricaron el texto los obispos Jorge Vázquez (Morón), Eduardo García (San Justo), Fernando Maletti (Merlo-Moreno), Jorge Torres Carbonell (Gregorio de Laferrère) y Oscar Miñarro (auxiliar Merlo-Moreno).
Texto del mensaje
Los obispos diocesanos que durante todo el año animan la presencia de la Iglesia católica en los barrios más humildes, acompañan la concreción de los proyectos de Cáritas y de los Hogares de Cristo, al cierre de esta Misión produjeron una declaración que compartimos a continuación:
Asumimos la misión como clave en la vida de la comunidad cristiana enalteciendo la presencia en convivencia junto a los que más sufren en nuestras diócesis, haciendo de la ternura y el acompañamiento los principales insumos en el encuentro con los hermanos.
Donde se cayó el mapa, donde no llegan las respuestas, donde el resto de la sociedad se ha olvidado, Jesús elige estar con los más descartados porque Él es parte de ellos.
Por eso las comunidades de las diócesis de San Justo, Gregorio de Laferrère, Merlo-Moreno y Morón decidimos hacer de esta misión el pesebre vivo de la Sagrada Familia. No como una conmemoración, sino como un hecho real. Porque el nacimiento de la vida en los barrios de la 1001 es el símbolo de esperanza en una de las zonas más castigadas. Es necesario mostrar que somos comunidad en los lugares que el mismo Dios eligió.
En los barrios de nuestra misión falta la vivienda digna, las cloacas, la asistencia del Estado. Son familias que están sufriendo una crisis humanitaria total. Cuando todo esto sucede aparecen todas aquellas cosas que terminan de disgregar a la familia y, por consecuencia, a la comunidad toda. Creer que solo el Estado o determinado sector social es culpable de esta realidad sería mirar para otro lado. Todos, absolutamente todos, somos responsables.
Es por eso que nuestra misión busca el anuncio del mensaje de Jesús que viene a nosotros a darnos esperanza, mostrar que es necesario integrar estos barrios desde la mirada de hermanos, de convivir con ternura y misericordia, a los que están esperando cercanías. Acercarse es el primer paso, indispensable para soñar con que Dios ilumine el corazón de todas las personas que pueden hacer algo para dar los cambios necesarios e ir superando carencias.
El problema de nuestros hermanos es nuestro problema. Porque como dijo el Papa Francisco, hoy más que nunca se hace evidente que todos “estamos en la misma barca”. Decir que nadie se salva solo es saber que no es posible ser felices si sus compatriotas sufren. Todos merecemos la felicidad, y es imposible ser feliz en soledad.
Los bautismos realizados han sido el signo de la fe que se vive en nuestros barrios y por eso luego de visitarlos, respondimos a tantos pedidos. Muestran que todas las personas son iguales ante los ojos de Dios. Esa igualdad de la mirada del Padre nos hace familia.
Desde este sector del conurbano, acompañamos como mensaje de Navidad a las familias de la 1001. Porque queremos un futuro mejor para todos los hijos e hijas de la Patria, sin distinción de raza, credo, clase social. Somos todos hijos de una misma Madre, por eso seguimos estando, diciendo que los que más sufren son nuestros hermanos más importantes. En cualquier barrio como la 1001, desde hace más de 2000 años y hasta el fin de los tiempos.
“Las montañas podrán cambiar de lugar, los cerros podrán venirse abajo, pero mi amor por ti no cambiará. Siempre estaré a tu lado y juntos viviremos en paz. Te juro que tendré compasión de ti.” (Isaías 54:10)
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