Fue en la Iglesia Nacional Argentina, de la capital italiana. La presidió el vicerrector del templo, Presb. Diego Resentera. Participaron sacerdotes que estudian o residen en la ciudad, y autoridades.
Los argentinos que residen en la la capital italiana o que la visitan participaron, el 8 de mayo, de la misa por la solemnidad de Nuestra Señora de Luján en la Iglesia Nacional Argentina en Roma, donde el vicerrector del templo y del Colegio Sacerdotal Argentino, presbítero Diego Resentera, animó a sus compatriotas a mirar la imagen de la patrona nacional y sentir “cómo esa Madre está” junto a sus hijos.
Concelebraron el rector del templo, Fabián Alesso, y los sacerdotes que estudian en Roma y viven en el Colegio. También, otros residentes curiale, como los presbíteros Guillermo Karcher y Guillermo Marcó, de visita en la ciudad para participar de un encuentro del Instituto de Diálogo Interreligioso (IDI), que copreside este último.
Estuvo presente además la embajadora argentina ante la Santa Sede, María Fernanda Silva, entre otras autoridades. También, monjas argentinas de congregaciones religiosas presentes en Roma.
En la homilía, el padre Resentera destacó que “la devoción mariana ha configurado la historia de la evangelización en la Argentina y es una característica de la piedad de nuestro pueblo”.
Tras citar el documento de Aparecida para graficar el modo en que el pueblo argentino vive las peregrinaciones, aseguró que “también hoy, de alguna manera, Dios quiere seguir ‘encarnándose’ en nuestra historia para hacerla más cristiana y –por ello- más auténticamente humana; y también hoy necesita de nuestra disponibilidad para seguir ‘encarnándose’”.
“El Señor necesita de nuestra disponibilidad, para que la ‘revolución de la ternura’, iniciada en la Encarnación, siga aconteciendo en un mundo divido por las enemistades y las discordias”, contextualizó.
El sacerdote argentino señaló que “al pie de la cruz, stabat Mater dolorosa iuxta crucem lacrimosa, junto a la cruz de su Hijo…de pie, María está, no huye…” Por ello, invitó a sentir hoy cómo “esa Madre está”.
“El signo muy concreto de ese amor es la presencia: María nunca nos abandona, signo del amor de Dios. Aprendamos de esta fidelidad de María. María es la Virgen fiel que, con amor, siempre nos acompaña y nos sostiene. No cansarnos en el seguimiento de Jesús. No sentirnos abatidos”, completó.
Por último, el padre Resentera recitó la oración de San Manuel González dedicada a la Virgen: “¡Madre Inmaculada! ¡Que no nos cansemos! ¡Madre nuestra! ¡Una petición! ¡Que no nos cansemos!...
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