Con alegría, rezando y cantando; con ánimo y paso firme; miles de fieles participaron ayer por la tarde de la 43° Marcha de la Esperanza, bajo el lema “Madre ayúdanos a ser testigos de la misericordia”.
La tradicional peregrinación comenzó minutos después de las 16 partiendo desde la Gruta de Lourdes, y recorrió las calles de la ciudad para llegar cerca de 20.15 a la Iglesia Catedral, donde en un escenario montado al aire libre, el obispo de Mar del Plata, monseñor Antonio Marino, presidió la eucaristía y clausuró el Año de la Misericordia.
Madres con bebés en carritos, ancianos con sus bastones, personas en sillas de ruedas, jóvenes, niños, familias completas; así de variada e intensa fue la participación en la 43° Marcha de la Esperanza, que por momentos alcanzó las ocho cuadras de extensión. Durante el recorrido, los vecinos se acercaban a las ventanas, por los balcones, saludaban a los que pasaban, se persignaban durante el paso de la Virgen de Luján quien encabezaba la marcha. También la escoltaban, las reliquias del Santo Cura Brochero, una porción de un hueso del primer santo argentino.
El recorrido fue el acostumbrado pero con una breve modificación. La primer parada se cumplió en San Antonio y de allí, la marcha siguió hasta la parroquia San Carlos, ubicada en Juan B. Justo y Buenos Aires; minutos después se realizó el tradicional “paso de la Virgen”, donde la imagen se abre camino hasta el final de la Marcha, recorriendo las interminables cuadras de Juan B. Justo. Fue el momento para rezar, para cantar, para saludar a la Virgen.
La tercer parada fue en la parroquia San José, ubicada en Matheu entre Jujuy y Salta, con el colorido de los residentes del Cottolengo Don Orione quienes se asoman por la ventana a saludar a los fieles. Luego la peregrinación se dirigió a la parroquia Asunción de la Santísima Virgen ubicada en Santa Fe y Alvarado, pegado al Hospital Materno Infantil y de allí al centro de la ciudad, hasta llegar a la Catedral. Nuevamente en Rivadavia, se concretó el segundo “paso de la Virgen”.
La multitud de fieles se ubicó en el playón de la Catedral, ocupando hasta la calle Mitre, la plaza y la fuente. La eucaristía fue presidida por monseñor Antonio Marino y concelebrada por todos los sacerdotes de la ciudad. Al iniciar la celebración, el obispo se dirigió a la puerta santa de la Misericordia, y realizó el rito de “cerrar la puerta” con la que se clausuró el año jubilar.
“Al término de nuestra tradicional Marcha de la Esperanza, celebramos la Eucaristía, el mayor tesoro que tenemos. Centro de nuestra vida, fuente y culminación de toda la tarea evangelizadora de la Iglesia. Por razones pastorales elegimos esta fecha como cierre diocesano del Año de la misericordia, por contar aquí con una participación multitudinaria de fieles”, inició diciendo el obispo en su homilía.
Más adelante, expresó que Jesús, “nos invita como discípulos suyos y como Iglesia diocesana a salir de nuestra tibieza y de nuestra mediocridad. Queremos ser Iglesia de la misericordia que sale en busca de la oveja perdida, de los hijos dispersos, de los que están quebrados por la vida, para ofrecerles el Evangelio de la Vida en abundancia y de la alegría del Reino. Hemos clausurado la puerta jubilar, pero no se ha cerrado el flujo de la misericordia. La de Dios, la experimentamos cada día”.
También el prelado, recordó que el próximo 11 de febrero, la diócesis de Mar del Plata, cumplirá 60 años de su creación. “El aniversario nos debe mover a un nuevo impulso evangelizador, pues sentimos el compromiso de ser adviento de Cristo que pasa llamando a los hombres a la luz, a la vida, a la dignidad de ser hijos de Dios, congregados en la única familia de la Iglesia. No se trata de un mero recuerdo cronológico sino de un nuevo fervor en la misión donde todas las formas de pastoral orgánica renuevan su compromiso”.
Finalmente, recordó al impulsor de la Marcha de la Esperanza, el siervo de Dios, cardenal Eduardo Pironio, quien al crear esta iniciativa, era obispo de Mar del Plata. “Él nos enseñó con su ejemplo de vida a ponernos en marcha en ‘tiempos difíciles’ como serán siempre los tiempos de la Iglesia, pero aferrados a la esperanza del cumplimiento de la promesa del Señor”. Y por último expresó sobre las reliquias del santo Cura Brochero “hemos sentido el poderoso estímulo a la santidad que nos han brindado las reliquias del Santo Cura Brochero. Presentes en nuestra diócesis desde hace tres semanas, han recorrido ciudades y pueblos, parroquias y comunidades”.
La misa culminó cerca de las 21.30 con el agradecimiento del presbítero Gabriel Mestre a todos los colaboradores en la organización de la Marcha y con la invitación a la misa que se realizará el lunes 5 de diciembre a las 19 en la Catedral, en la que se pedirá por la pronta beatificación siervo de Dios Cardenal Eduardo Pironio. Se realiza en el marco del 10° aniversario del presunto milagro por la intercesión de Pironio acontecido en Mar del Plata. Luego de la misma será el panel con los testimonios sobre lo sucedido y explicación del proceso de canonización. Participarán Laura y Mariano, papás de Juan Manuel, el niño que se salvó por presunto milagro del Cardenal Pironio, el médico pediatra Víctor Quiroga y el padre Ezequiel Kseim, licenciado en derecho canónico, quien explicara el proceso de canonización.
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