La celebración incluyó la coronación pontificia de la imagen a 202 años de su aparición. Mons. José Corral invitó a pedirle a la Virgen que ayude a sembrar esperanza y a ser constructores de la paz.
Miles de devotos participaron el domingo 31 de julio de las celebraciones centrales en honor de Nuestra Señora de Huachana, que incluyó la coronación pontificia de la imagen mariana aparecida hace 202 años en el monte santiagueño.
La misa central fue presidida por el obispo de Añatuya, monseñor José Luis Corral SVD, y llevó por lema “Peregrinos de la esperanza, mensajeros de la paz”, que mereció un mensaje del papa Francisco por los festejos marianos.
El prelado invitó a la comunidad a pedirle “a la Virgen, nuestra Madre, que nos ayude a cuidar y alentar la esperanza viva, a no dejar que ningún viento la ahogue o apague, que no nos falten fuerzas para dar razones de la esperanza” y recordó: “Estamos llamados a iluminar y a comunicar vida, no nos dejemos cautivar por cosas que sólo generan oscuridad y desaliento, que no animan para caminar con confianza hacia el futuro, que corroen las relaciones y que apolillan el dinamismo misionero”.
“Hoy necesitamos sobre todo personas de fe que nos indiquen el camino hacia el Reino y de esta forma mantengan viva la esperanza”, sostuvo, y reconoció: “Como Nación, región y provincia también estamos atravesando momentos difíciles, de crisis económica y política, de valores y de convivencia ciudadana, hay incertidumbre y miedo, deterioro y falencias”.
“Muchos argentinos no la están pasando bien: sin tierra, sin techo, sin trabajo, sin pan, sin salud, lesionados en sus derechos y oportunidades por una pobreza que crece sin pausa. Debemos delinear, cada uno desde su lugar y responsabilidad, nuevas soluciones con estructuras y medios que recompongan condiciones más justas y superadoras”, agregó.
Monseñor Corral consideró que “es tiempo de reconstruir la esperanza, la amistad y la paz social, en lugar de fomentar la crispación y el conflicto con un clima que propicie el diálogo y el encuentro para lograr una patria para todos”.
“Nosotros quisiéramos que lo que se vive en Huachana lo podamos extender a todo lugar y otros territorios para erradicar la indiferencia, la hostilidad y la discordia y hacer que este templete y casa de la Virgen se imprima en nuestros ambientes”, añadió.
Tras subrayar que “la esperanza nos orienta hacia el futuro, no nos deja encerrados en la negatividad, en el desencanto y en el pesimismo que nos hace pensar que ‘nada va a cambiar’, ‘no hay nada más que hacer, ‘todo está mal’ o ‘nadie puede arreglarlo’.
“La esperanza busca el Reino y siempre genera historia. Cristo resucitado es la fuente profunda de nuestra esperanza, y no nos faltará su ayuda para salir adelante y cumplir la misión que nos encomienda”, puntualizó.
Monseñor Corral invitó renovar, junto a María, “el compromiso de ser suyos, familia unida y pueblo en camino que sale del aislamiento y deja el enfrentamiento para dar paso a la cercanía y al encuentro”.
“Cuando miramos a la Madre, ella nos mira con cariño y amor, y nos hace mirar a nuestro lado al hermano y a la hermana a quien podemos extender la mano para el servicio generoso y la solidaridad compasiva que sabe compartir; tenemos cerca de cada uno personas entregadas y generosas que nos muestran de cuánta belleza, heroicidad y santidad todavía es capaz nuestra humanidad”, aseguró.
“Que anticipemos un mundo nuevo donde se abran surcos de verdad, de bondad, de justicia, de dignidad; que nos dejemos tomar por los grandes ideales y sueños que nos contienen a todos, no nos contentemos con conseguir favores que dejan a muchos excluidos y que estrechan el horizonte”, completó.
Asimismo, animó a ser protagonistas y escribir “una nueva página de la historia, una página llena de esperanza, llena de paz, llena de reconciliación donde las dificultades y problemas pueden ser afrontados y resueltos conjuntamente”.
“Somos artesanos de la paz cada día cuando no consentimos a la violencia, a la agresividad, a la venganza, al odio y al rencor; es una tarea que nos involucra a todos para generar en nuestros entornos armonía y unidad. Somos mensajeros de la paz, de aquella paz verdadera y duradera, sólida y real, la que nace del amor que nos promete y entrega Jesús; y no de una paz frágil, superficial y efímera que es producto de negociados y arreglos egoístas de escritorio que benefician a pocos”, diferenció.
Monseñor Corral invitó a los devotos a pedirle a la Virgen María, Reina de la Creación, Reina de las familias, Reina de la Paz que “nos despierte y enseñe para acompañar la vida, sostener la esperanza, ser signo de unidad. Y como María, la Madre de Jesús, queremos ser una Iglesia que sirve, que sale de casa, que sale de sus templos, que sale de sus sacristías, para acompañar la vida, sostener la esperanza, ser signo de unidad, para tender puentes, romper muros, sembrar reconciliación”.
“Que la Virgen nos impulse a crear sociedades más sanas y un mundo más digno, sin hambre, sin pobreza, sin violencia, sin guerras. Ella asunta al cielo, con el poder del Resucitado, coronada como Reina y sentada junto a su Hijo, quiere parir un mundo nuevo, donde todos seamos hermanos, donde haya lugar para cada descartado de nuestras sociedades, donde resplandezcan la justicia y la paz que deben ser conquistadas cada día”, concluyó.
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