Al cumplirse 30 años del fallecimiento de Menachem Mendel Schneerson, la comunidad ortodoxa lo honró junto al presidente de la Nación.
El primer viaje de Javier Milei como presidente electo, incluso antes de asumir el 10 de diciembre, fue a Nueva York, donde visitó la tumba de Menachem Mendel Schneerson, el líder del movimiento jasídico Jabad Lubavitch, para agradecerle. Este lunes por la noche el libertario participó de un homenaje realizado en el Centro Cultural Kirchner al Rebe, al cumplirse 30 años de su fallecimiento.
El mandatario estuvo de incógnito, sentado en una de las bandejas de la sala. En las pantallas gigantes se pasaron videos que detallaron las visitas de Milei a Nueva York y al Ohel, la tumba del Rebe. La Agencia Judía de Noticias definió a la presencia de Milei como “un acto de enorme humildad” y el presidente no compartió el evento en sus redes sociales.
El Rabino Grunblatt, director de Jabad Argentina, tuvo a su cargo honrar la memoria y la vida del Rebe Menachem Mendel Schneerson. El embajador de Israel, Eyal Sela, y autoridades comunitarias también participaron. El presidente de la AMIA, Amos Linetzky, su secretario general, Gabriel Gorenstein, el Rabino de AMIA, Eliahu Hamra, los empresarios Eduardo Elsztain y Cesar Wengrower y el economista Darío Epstein estuvieron presentes.
El vínculo de Milei con el judaísmo ortodoxo
Lejos de ser un asunto de su fuero íntimo, Milei hizo de su vínculo con el judaísmo una especie de pieza de campaña de La Libertad Avanza. Todo comenzó a mediados de 2021, cuando lo habían acusado en público de antisemita. Fue entonces cuando Julio Goldstein, del Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), quiso acercarlo a la comunidad. El dirigente llamó a Tomás Pener, director del Movimiento Betar en Argentina.
A los pocos días, Pener organizó el encuentro y presentó a Milei con el rabino Axel Wahnish, quien terminaría siendo su “guía espiritual”. El libertario se cautivó de inmediato. Wahnish es el gran rabino de la comunidad judía marroquí de Argentina, a la que también pertenece Pener. Betar, la organización que preside el joven, es un movimiento juvenil sionista y revisionista vinculada al partido de Benjamín Netanyahu.
Javier Milei en el Ohel, en Nueva York
Sin embargo, en los dos años siguientes, el presidente fue generando vínculos con otras ramas del judaísmo, en particular con el movimiento Jabad Lubavitch. En ese espacio, el nexo con el economista Darío Epstein fue clave para que Milei creara nuevas relaciones con personas influyentes del mundo empresarial como Adrián Werthein o Eduardo Elsztain, entre otros. Los vínculos de Milei están en la ortodoxia, donde las reglas son estrictas y la religión atraviesa todos los aspectos de la existencia.
El movimiento Jabad Lubavitch también forma parte de la ortodoxia, pero es una rama diferente a la de Wahnish. En esta denominación los fieles también siguen a rajatabla los 613 mandamientos, pero tienen una diferencia profunda con prácticamente todos los movimientos de la ortodoxia: son mesianistas e idolatran al Rebe. Aunque Milei ha declarado que desea convertirse al judaísmo, algo que no le permite el ejercicio de la Presidencia, los Lubavitch no aceptan la conversión.
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